“This is an interesting face” dice la angelical Jessica Alba cuando ve por primera vez a Danny Trejo en su personaje de Machete. No es una cara interesante, es una cara fea que intenta ser protagonista precisamente por su fealdad. Robert Rodríguez cree que esa cara lo es todo y que Danny Trejo no necesita nada más, le inventa una historia enrevesada a su alrededor y listo. Rodearlo de mujeres bellas que habrían de caer rendidas ante él porque sí, matones a sueldo que lo persiguen, peleas clandestinas, chantaje, corrupción, asesinatos, racismo, desempleo, pobreza, abandono, soledad, todo eso así no más porque sí, porque a la gente fea le pasan esas cosas. Si no tuviera esa cara a nadie le importaría. Danny Trejo dijo en una entrevista que en varias ocasiones le habían ofrecido operarle el rostro gratis para hacerlo atractivo, y que él siempre se ha negado rotundamente porque gracias a esa cara tiene trabajo. Parece ser que Machete es exactamente eso, un personaje que le dieron por su fea cara. Trejo carece del carisma necesario para esta clase de papel, a pesar de su musculatura no tiene agilidad física, se le nota intentando llenar el personaje por un físico hosco, no por talento. O Trejo se lo toma demasiado en serio o solo se lo cree porque Robert Rodríguez le dijo que con esa cara era suficiente.
Sin embargo Rodríguez se deja llevar por la corrección política y Machete a pesar de su loable intento no termina de cuajarse. Machete es tanto que al final no es nada. Las referencias, homenajes y autoreferencias son tantas que no hay por donde empezar. Cada fotograma, cada diálogo, cada personaje, cada vestuario, cada 5 segundos de película hay una cantidad impresionante de información difícil de desgranar para los no iniciados. Desde los créditos iniciales, hasta la banda sonora. Rodríguez probablemente acabó con su propio imaginario cinematográfico, ¿Habrá algo que se le haya escapado? En este momento solo se me ocurre la acertada ausencia de vampiros, recurso que ya utilizó en Del Crepúsculo al Amanecer. Afortunadamente antes de que se pusieran de moda los chupasangre, él ya había matado esa posibilidad.
En primer término Machete parece una versión exagerada de su ópera prima El Mariachi, si Desperado era la versión Hollywood, Machete es la versión seudo porno y seudo gore, porque no hay tanta teta y culo ni tanta sangre como cabría esperarse. Después hay demasiadas loas a su padrino Quentin Tarantino de quien trata de emular su Pulp Fiction, agregándole el toque latino. Machete es un pescado que por donde lo agarras se te escapa de las manos, pareciera una cinta inacabada, el montaje hace que uno sienta que siempre falta algo que no te explicaron, como que se perdieron escenas. En realidad la razón es la cantidad de personajes, el montón de actores estrellas a quienes había que darles su momento estelar, su historia, la complejidad de las relaciones, que sin embargo no alcanza a Pulp Fiction. Por otro lado tiene un aire a sátira, esos mismos actores cada uno parece o autohomenajearseo hacer un chiste de sí mismo: Don Jonson, el ex Miami Vice, persiguiendo inmigrantes ilegales, Lindsay Lohan como drogadicta, Cheech Marin como sacerdote de armas tomar, Michel Rodríguez en su enésimo papel de macha. Pero quien se lleva el honor es Steven Seagal, la película podría ser él solo en ese personaje (muy parecido por cierto al del gringo en El Mariachi) y bastaría. Entre el chiste y el homenaje Seagal es una maravilla burlándose de si mismo, más ahora que se metió a policía televisivo. Es una especie de Gurú de la violencia gratuita, absurda y sin sentido. Su final es honorable.
Luego hay que ver con ojo avizoresa especie de subtexto revolucionario de los latinos ilegales en Estados Unidos, esos tímidos llamados al levantamiento latino, con el personaje de She y su historia nunca contada como si perteneciera a otra película, algo que pasa en otro contexto pero que está ahí, insuflando las llamas de insurrección de los indocumentados, calladita, escondida.Vemos de pasada una foto de ella con su traje al estilo Che, se nombra la palabra Revolución una vez y ya, mientras tanto Robert De Niro mata inmigrantes en la frontera con su rifle de mira telescópica, pero She los salvará de los gringos blancos y racistas con su cuerpito enfundado en granadas, así como Jessica Alba con su flacuchenta humanidad y su pésima pronunciación en español, arengará a un grupo de hombres rudos y desempleados a unirse a la causa. Robert Rodríguez de verdad cree que le meterá miedo a la gobernadora de Arizona y su ley antiinmigrantes con Machete, especialmente por el final irónico que le da al personaje de De Niro. Alrededor de su estreno en Estados Unidos en agosto del año pasado, en plena discusión de la ley, hubo rumores y especulaciones acerca de las ideas que esta película le metería en la cabeza a los latinos. Danny Trejo ahora es un héroe revolucionario chicano porque le saca los intestinos a un gringo.Veremos que nuevas aventuras nos trae esta fea cara entre chicas lindas y gringos malvados, en Machete 2.