Revista Cultura y Ocio

Machismo en las ondas

Publicado el 27 junio 2016 por Molinos @molinos1282
Machismo en las ondasEl pasado jueves pululaba por mi cocina haciendo la cena, tenía la radio de fondo y la escuchaba solo ligeramente. Era una tertulia económica, un tema que ni entiendo ni me interesa normalmente porque es más o menos como escuchar al oráculo de Delfos, pero de pronto una voz femenina presentada como una periodista que casualmente sigo en twitter me llamó la atención. 
Belen Carreño, periodista, explicaba un estudio que ha analizado la presencia de mujeres consejeras con poder ejecutivo en grandes grupos empresariales. Comentaba el estudio señalando qué empresas cuentan con más presencia femenina en sus consejos de administración y cuáles no. Contó cómo, por ejemplo, en el grupo HM hay más mujeres que hombres o cómo en Rimmel o Mattel, fabricantes con productos claramente dirigidos al público femenino, no tienen ni una sola mujer en sus consejos de administración. 
La noticia me pareció interesante y curiosa. Anoté mentalmente buscar esa página para consultarla, por pura curiosidad. Estaba con la mano en el botón de off de la radio cuando los demás contertulios empezaron a hablar. 
Pero a ver, ¿las mujeres en un Consejo de Administración suponen una diferencia o se comportan como hombres?- preguntó otro de los contertulios. No, se comportan como hombres. - contestó otro. 
Mi dedo se quedó petrificado, los ojos se me abrieron de par en par, abrí la boca y dije ¿pero quiénes son estos impresentables?
Hay un estudio muy interesante en Suiza sobre responsables en Consejos de Administración que demuestra que las consejeras que han accedido a puestos en un consejo se comportan como hombres. Y de hecho se hizo un estudio donde se comparó con Noruega, que acaba de aprobar una política muy radical de introducción de la igualdad de géneros en los consejos de las empresas que obligó a éstas a tener mujeres en unos dos años y, como las empresas estaban tardando, aprobaron una nueva directiva y las empresas que no las tuvieran no podían estar listadas en el mercado; y el efecto que tuvo fue muy interesante porque la rentabilidad de las empresas que introdujeron mujeres bajó. Bajó porque entre otras cosas se negaban a hacer expedientes de regulación de empleo... Pero...-Belén intentó meter baza.Porque las mujeres tenían unos valores corporativos distintos y consideraban peor hacer un expediente de regulación de empleo que soportar una pérdida de rentabilidad. 
A estas alturas mi indignación era tal que empecé a proferir insultos en mi cocina...
Belén intentaba, educadamente, demasiado educadamente para mi gusto, rebatir tamañas perlas de machismo troglodita, cateto y obtuso.
Acabáis de decir que las mujeres no aportan nada porque se comportan como hombres y ahora resulta que sí aportan porque tienen valores corporativos distintos. 
Cuando ya creí que no se podía ir más lejos en ese machismo asqueroso, prepotente, analfabeto y repugnante, el contertulio del estudio de Suiza volvió a la carga para escalar una nueva cima de machismo.
La orden perentoria lo que hizo fue incorporar mujeres que no estaban preparadas.
De verdad que pensé que no se podía ir más lejos. Pensé incluso en el futuro de mis hijas, en el duro futuro que les espera si esas ideas están en la mente de tipos que salen en la radio alardeando de conocimientos, formación y cultura. Me equivoqué... 
Yo presido un consejo de administración, tengo una consejera vicepresidenta y os puedo asegurar que ahí no está el instinto maternal. (...) Tienes que incorporar el valor que necesitas, no la variedad. Si fabricas juguetes no te interesa incorporar variedad, yo que sé, de los vegetales. 
Arcadas. Tuve arcadas. 
La periodista no daba crédito, la incomodidad del moderador de la tertulia era más que evidente pero mi cabreo estaba más allá de los anillos de Saturno. 
¿Las mujeres no aportan valor si se comportan como hombres? ¿El valor de las mujeres es el instinto maternal? ¿Las mujeres prefieren no hacer expedientes de regulación de empleo y por eso son peores? ¿Si tienes los mismos valores empresariales que un hombre la presencia de una mujer es superflua e innecesaria y si tiene distintos valores damos por supuesto que son peores?  ¿Las mujeres que llegan a los consejos no están preparadas? ¿Y todos los hombres que hay en consejos de administración, en puestos de poder, son lumbreras de conocimiento, responsabilidad y saber estar? ¿Incorporar mujeres es como incorporar calabacines?
Cuatro días después de haber escuchado esas palabras me hierve la sangre. La indignación me recorre como una corriente y la hostilización, el asco y la repugnancia que siento por esos hombres me revuelve el estómago. 
Creía absurdamente que la educación, el conocimiento y la cultura eran el camino para luchar contra el machismo. 
Creía con una inocencia rayando en la ingenuidad que hombres que salen en un medio de comunicación masivo tendrían la decencia de no insultar a la mitad de los oyentes de ese programa subestimando la capacidad intelectual, laboral y cultural de esa audiencia.
Creía que era obvio para cualquiera con dos dedos de frente, pulso periférico y un nivel de inteligencia superior al de un calabacín que incorporar mujeres a tu empresa, organización, consejo, comité, gimnasio o club de lectura significa incorporar un valor. Un valor distinto, diferente y por lo tanto susceptible de aportar algo nuevo. 
Me equivoqué y ahora me siento a partes iguales muy gilipollas y terriblemente cabreada. 
La única parte buena es que no tengo ni que discutir los argumentos de semejantes energúmenos, ellos solos se retratan. 
Qué asco.  

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