Los viajes a las maravillas del mundo, suelen tener algo de espiritual. Machu Picchu nos había atraído hacia él, era una llamada que venía desde hacía varios años. Carlota por un motivo más personal e íntimo, una aspiración que venía desde hacía más de 20 años. Mientras yo, buscaba la aventura en un país hasta ahora desconocido para mi, y acompañarla en esa aventura que tenía pendiente para complacer un anhelo.
Las ruinas de la ciudad de Machu Picchu fueron descubiertas por el estadounidense Hiram Bingham en 1911, cuando guiado por autóctonos peruanos buscaba la ciudad perdida Inca de Vilcabamba. Bingham limpió, de una forma poco ortodoxa, las ruinas de la selva y en varios viajes desgraciadamente produjo un auténtico expolio.

Para subir a Machu Picchu primero hay que llegar al pueblo, creado para la pernoctación de los turistas, de Aguas Calientes. Puedes plantearte la visita directamente desde Cuzco, si tu tiempo es muy muy limitado, en una visita de un día. Otra alternativa es hacer el famoso y abarrotado trekking del camino Inca, para el que necesitarás al menos 4 ó 5 días (aunque sean sólo 40km aproximadamente). En cualquier caso, intentar quedaros por este pueblo el menor tiempo posible.

Para llegar a Aguas Calientes nosotros cogimos el tren en Ollantaytambo, a la que llegamos en bus/furgoneta siguiendo el curso del río Urubamba que vivifica toda la región del Valle Sagrado. La compañía IncaRail sale puntual desde la estación, Ollanta y en 2h aproximadamente llega a Aguas Calientes. Hay una pequeña cafetería dentro de la estación de tren, donde tenéis que probar el

La antigua ciudad de Machu Picchu está rodeada de montañas, en el comienzo de la zona pre-amazónica. Las dos principales son Machu Picchu y Huayna Picchu (montaña joven y montaña vieja). En ambos casos el acceso está limitado en número de viajeros al día, entre 200 y 400. La subida al Huayna es corta pero exigente, el camino es más tortuoso y angosto, de ahí su mayor limitación. En el caso de la Montaña la subida es más larga, el camino empinado, al borde del abismo, pero después de hora y media de subida las vistas de la antigua ciudad Inca son realmente extraordinarias.

Las entradas que se necesitan son; las de los autobuses que te llevan constantemente desde Aguas Calientes hasta la entrada de la ciudad Machu Picchu (empiezan sobre las 5:30 a.m. hasta las 17h). Un recorrido continuo por una carretera zigzagueante que no deja muchas alternativas cuando se encuentran dos vehículos en diferente sentido. Ojo a la cola cuando hay que coger estos autobuses por la mañana, conviene madrugar, a eso de las 5:30 de la mañana ya estábamos ahí con otras 150 personas. Distinta opción es si quieres ir andando, la subida son unos 8km, eso si, todo en cuesta así que a ver cómo tienes entrenadas a tus piernas.
También son necesarias las entradas para acceder a las ruinas. Aquí tienes entradas exclusivamente para la ciudad o también a alguna


Una vez dentro, ya sólo te queda intentar imaginarte cómo podría ser la vida de los Incas, y qué pudo suceder para que la ciudad fuera abandonada…






