Revista América Latina

Machurucuto 1967: el crujir del pensamiento

Publicado el 10 octubre 2021 por Jmartoranoster

William Izarra

métodos de lucha política, errores, debilidades y fracasos. En otras
ocasiones eran conferencias informativas acerca de los principales
líderes guerrilleros: identificación con fotografías, rasgos de su
personalidad, ambiciones, frustraciones, sitios de operación,
respaldo con el que contaban, métodos de lucha que empleaban y
las formas de combatirlos. Douglas Bravo, Moisés Moleiro, Américo
Martín, Luben Petkoff Malec, Francisco Prada Barazarte, Nery
Carrillo, Máximo Canales, Fernando Soto Rojas, Víctor Soto Rojas,
Julio Escalona, Gabriel Puerta Aponte, Luis Bottini Marín, Ernesto
“Ché” Guevara y Fidel Castro, son algunos de los nombres que
recuerdo eran objeto de análisis durante esas charlas de
identificación del enemigo.
El Tte Julio Rodríguez (derecha) y el suscrito en la tienda de campaña de la
tripulación en el TO Destocaribe.
También se hacían exposiciones de análisis ideológico: el significado
del comunismo y su vinculación con el terrorismo, el apoyo
internacional al movimiento guerrillero, la imposición de valores no
autóctonos que atentarían contra la democracia, el comunismo
como enemigo de las FAN y la libertad del pueblo. Toda esta
información que se recibía en forma permanente, reforzaba la
formación profesional que se traía de la EAM. Así, cada vez que se
salía a volar, a cumplir una misión, se hacía con el convencimiento
reforzado de estar luchando por algo justo. “La razón estaba de
nuestro lado”, pensaba. Aquella guerrilla era el enemigo a vencer.
Sus protagonistas eran seres insensibles, plegados a una doctrina
ideológica que perseguía aniquilar a la democracia y sustituirla por
una dictadura al servicio de intereses internacionales que acabaría
con nuestro país.
Machurucuto
A los pocos días de estar familiarizándome con el TO y la lucha
antiguerrillera ocurrió el episodio del desembarco en Machurucuto
(08.05.1967). La tripulación del helicóptero se encontraba a la orden
del comandante del TO, coronel Angel Rangel Rosas, cuando se
recibió la información desde Cúpira. Para allí salimos. Machurucuto
es un pueblo costero del Edo., Miranda, dedicado a la pesca y al turismo. Sus playas, como todas las de Venezuela, exóticas,
agradables y placenteras.
Playa de Machurucuto
El pueblo se encontraba revuelto. En su playa se encontraban
agrupaciones de cazadores de todos los puestos de las unidades
destacadas a la orden del TO. Refuerzos de otras unidades del
ejército y de la infantería de marina. Nuevos helicópteros de la FAV
para brindar apoyo. Múltiples y variadas comunicaciones con
Caracas. Periodistas de los diarios nacionales. Campesinos testigos
del desembarco la noche anterior. Alcabalas móviles a lo largo de
toda la carretera nacional de Oriente.
Desplazamiento de las tropas del ejército venezolano a la altura
de El Guapo, carretera Nacional de Oriente, en el desembarco de
Machurucuto.
Durante el desembarco de un grupo de guerrilleros venezolanos
acompañados por militantes revolucionarios cubanos se capturó a
un oficial cubano: Antonio Briones Montoto, quién en su intento por
regresar a la nave, luego del desembarco de los venezolanos en la
playa de Machurucuto, la balsa en que se trasladaba naufragó.
Antonio Briones Montoto
Juntos con dos cubanos más nadaron hasta la playa y lograron
esconderse pero fueron detectados y denunciados ante el Batallón
de Cazadores del Ejército venezolano que operaba en la zona. Los
cazadores detuvieron a Briones. Como botín de guerra le fue
incautado una pistola 9 mm, color plateada y muchos dólares en
efectivo. El capitán, jefe de la unidad militar que lo detuvo se la
entregó al comandante.
A Briones lo colocaron en una tienda de campaña a la orilla del mar,
fuertemente custodiado. Cuando el comandante llegó a la zona, en
el helicóptero, giró instrucciones al Capitán a cargo del sitio para
que se interrogara al prisionero y, específicamente a la tripulación
del helicóptero, nos pidió que lo hiciéramos con el objeto de
obtener información sobre asuntos de la aviación militar cubana y
su apoyo al movimiento guerrillero venezolano. De esta manera me
vi obligado a cumplir con una tarea de la que no conocía la técnica.
Ni siquiera sabía como iba a hablarle al cubano preso. No sabía con
quién me iba a encontrar. Cómo era ese comunista guerrillero,
enemigo de la democracia. En todo caso, tenía que obedecer la
orden. Cuando me llegó mi turno entré a la carpa. Me sentía
nervioso. Sin embargo, mi sorpresa fue que encontré a un hombre
blanco, alto, bien parecido, uniformado con buena ropa de pantalones verde y camisa beige, de cultos modales, de ojos claros y
que estaba más asustado que yo. El hombre aunque fue parco,
expuso algunos conceptos. Me dijo por qué contribuía con la
guerrilla venezolana. La solidaridad internacional era parte de la
lucha por emancipar a los pueblos. Sostenía que los Estados Unidos
eran enemigo de los latinoamericanos y que su acción política
estaba destinada a dominarlos para extraer sus recursos, imponerles
su cultura, sus valores, sus hábitos de consumo y mantener un
mercado cautivo para comercializar sus productos. Apoyaba la lucha
de los venezolanos que habían tomado las armas para dignificar a
sus libertadores. Por eso él, espontáneamente, se ofreció para
cumplir esta misión solidaria. No conocía nada de la aviación militar
cubana y estaba dispuesto a morir por sus principios.
Lo que Briones me comunicó, dejó en mí una duda acerca de mi
apreciación preconcebida antes de entrar a interrogarlo. Este
hombre luchaba por ideales. No era como lo había imaginado unos
minutos antes. Lo que habló hizo que me viera obligado a valorar su
hazaña frustrada. Al salir de la tienda de campaña ya no era el
mismo. Mis ideas y pensamientos comenzaron a crujir. Ese instante
marca en mi el inicio de la búsqueda de la revolución. A partir de ese encuentro comencé a pensar como incorporarme a hacer la
revolución en Venezuela.
Al día siguiente, cuando regresamos a Machurucuto, Briones estaba
muerto. Un tiro de fusil FAL le había destrozado la cara. Sólo le
quedaba la barbilla. El parte oficial señalaba que había intentado
fugarse hacia la playa y fue necesario dispararle.
Otro comentario que escuché de la tropa, era que se había dado la
orden de ejecutarlo. El cuerpo yacía en la arena, en ropa interior,
estaba completo menos la cara. La apreciación del cadáver era
como si la cara formaba parte de una careta que no la llevaba
puesta. El Comandante le ordenó a la tripulación del helicóptero
evacuarlo al Hospital Militar de Caracas. Así lo hicimos. Al aterrizar
en el helipuerto del Hospital en la terraza de su último piso, vinieron al helicóptero dos camilleros que cargaron con el cadáver de
Briones. Me quedé observando su traslado hasta que la camilla y sus
camilleros entraron al hospital por la puerta que accede a las
instalaciones de ese último piso y no se vieron más. Desde ese
momento hasta los días de hoy nadie supo nada del cuerpo de
Antonio Briones Montoto.
En el año 2006, durante las caravanas ideológicas que realizó el CFi
por todo el país, coincidiendo con la campaña electoral por los 10
millones de votos para la reelección del Presidente Chávez, en
Miranda quisimos rendir un homenaje a Briones en Machurucuto y
en coordinación con el Alcalde de Cúpira, colocamos una placa en su
honor.
Cumplimos un programa de eventos donde un grupo de teatro
representó el acto del desembarco en el sitio donde ocurrió el
hecho 39 años después.
Sin embargo, transcurridos unos meses, varios grupos de vándalos
(posiblemente pagados por los factores contrarrevolucionarios)
destruyeron la placa y derribaron el pedestal que la sostenía.
Acabaron con el símbolo material pero no lo pudieron hacer con la
fuerza espiritual que Briones transmitió al suscrito la que marcó el
inicio para mi de la búsqueda de la Revolución; ni pudieron tampoco
anular su gesta política y la entrega de su vida por ideales del
socialismo.
Mientras Briones moría por sus ideales yo nacía por esos mismos
ideales: hacer la revolución, luchar contra el imperialismo, morir por
nuestra conciencia. 

Machurucuto 1967: el crujir del pensamiento

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