Revista América Latina
por Patricia García
para Ambito Financiero
La fecha de las elecciones porteñas es una decisión que Mauricio Macri mantiene en un sube y baja, con pronóstico ahora de mayores probabilidades de cambiar el calendario para postergarlas. Con la indefinición por algunos días más, ya tiene el jefe de Gobierno algunas cuestiones resueltas.
De acuerdo con una ley local, la votación a jefe de Gobierno tiene que realizarse un día diferente a la votación a presidente de la Nación, pero Macri recibe de una cantata de ingenieros de campaña la idea de unificarlas y que todo se elija el mismo día y el mismo día se realicen las PASO, y el estreno de la boleta única quede para dentro de dos años en la Capital Federal, ya que no se podría usar si el cuarto oscuro se comparte con las categorías nacionales, donde se utiliza la papeleta tradicional.
El macrismo tiene diferencias en ese sentido. Por ejemplo, el titular de la Legislatura Cristian Ritondo, quien ya lanzó su candidatura a la jefatura porteña, se manifestó en desacuerdo con la unificación, como también el legislador Oscar Moscariello. Muchos que pregonan la autonomía del distrito tampoco están de acuerdo con hacer una elección en una fecha en la que el postulante a la presidencia arrastre las demás categorías.
Gabriela Michetti definirá en los primeros días de diciembre si insiste con disputar la silla que ocupa hoy Macri y para entonces la decisión ya estará tomada si prospera la estrategia de quienes consideran mejor la unificación y la ven como un beneficio para un aspirante como Horacio Rodríguez Larreta.
Como sea, el macrismo espera la orden: si las elecciones se realizan juntas entre agosto y octubre de 2015 (como marca el cronograma nacional) hay que cambiar la ley que impide la unificación.
Esa variante la estudió el Gobierno porteño y cree que, si la Constitución dice que el jefe de Gobierno convoca a los comicios, también pone la fecha y la ley en cuestión sería inválida. "Sin embargo, queremos hacer la ley", explican desde el PRO para aludir al riesgo político que sería la convocatoria sin consulta a la Legislatura.
Por eso también el macrismo se ocupó ya de sondear a la oposición para contar los votos. Una norma de ese estilo requiere los dos tercios del recinto, que el PRO no ocupa. El kirchnerismo sería un aliado en esa cruzada.
Pero hay otra cuestión a resolver desde el Gobierno porteño referida a ese proyecto. Macri no quiere presentar el proyecto ante la Legislatura y sería algún diputado del bloque que conduce Carmen Polledo el encargado de proponer que se suspenda por esta fecha el impedimento de realizar las elecciones locales juntamente con la nacionales. La excusa será, de definir la unificación, que se evitará a los porteños concurrir como siete veces a las urnas en un mismo año, considerando las primarias y el posible balotaje, además de la votación de comuneros porteños que, con ley especialmente dedicada, también tiene que ir aparte.
Antes de fin de año, si no hay cambio de opiniones, el macrismo estará resolviendo en la Legislatura el calendario. Ganaría así la postura, dentro del PRO, de mantener a la tropa activa para los comicios nacionales y del efecto arrastre. Quienes opinan distinto creen que tendría más valor que el macrismo ganara las elecciones locales para que Macri llegue con esa cucarda a la elección nacional.