El proyecto político del exministro de economía francés, reciente ganador por abrumadora mayoría de las elecciones galas, se encuentra bien alejado de los modelos podemitas y además, demuestra creer profundamente en un futuro prometedor para esta Europa Unida de la que formamos parte. No piensa así el Sr. Iglesias, que manifestaba en recientes fechas, durante el debate presupuestario, cómo pertenecer a la zona euro, y por ende a la moneda única, era una pérdida de soberanía, acusando de escasamente patriota a D. Mariano, el gallego impasible. Macron es una apuesta de futuro para Francia, con notable solidez en sus ideas y una carrera política contrastada, con luces y sombras, pero alejada de los excesos podemitas, capaces de centrar su defensa de los trabajadores en boicotear las bebidas refrescantes en el Congreso y el Senado, así como otros postureos que dan un inadecuado aspecto circense al hemiciclo que representa a todos los españoles. Puede no gustar a conspicuos políticos morados, pero la evidencia es que mientras Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Holanda o España, por citar unos ejemplos, son países que progresan económica y socialmente, la experiencia griega, la realidad venezolana y la situación en Cuba, verbigracia de naciones gobernadas por la izquierda que tanto gusta a D. Pablo, pasan apuros económicos, y necesidad de productos básicos entre la población general, alejada de las privilegiadas élites que nadan en abundancia. Malas noticias para Podemos y buena nueva entre quienes creemos en que la libertad es un derecho que no se alcanza a través de la prohibición.
Desde este humilde espacio, nuestra enhorabuena al flamante presidente francés.