Solo hemos ganado tiempo. La victoria de Macron en Francia da a Europa cinco años de plazo para cambiar e instaurar la democracia y la decencia en sus gobiernos y en las estructuras de Bruselas. Si no lo hace, el populismo triunfará en la próxima cita con las urnas y todo saltará por los aires. El gran problema de Europa es que el enemigo lo tiene dentro y es tan inconsciente y arrogante que se niega a cambiar. La corrupción, el abuso y la tiranía camuflada están tan arraigados en algunos países, entre ellos España, que los políticos corruptos y abusadores ni siquiera se dan cuenta de que ellos son el problema y los auténticos promotores del desastre. ---
Uno siente bochorno e indignación cuando contempla al PSOE y al PP felicitarse por la victoria de Macron contra el populismo, ignorando que son precisamente esos partidos, antidemocráticos y corrompidos, los que alimentan y engordan cada día el populismo en Europa. Es la incompetencia, la suciedad y la injusticia que propagan partidos como los españoles PSOE y PP la que enfurece a los ciudadanos y les empujan a apoyar los nuevos populismos que amenazan con dinamitarlo todo e instaurar la tiranía.
Francia nos dio en el pasado la victoria contra el absolutismo monárquico y abrió las puertas de la democracia con su Revolución de finales del siglo XVIII. Ahora nos ha regalado 5 años para enderezar el rumbo de la sucia y degenerada política europea. Si no los aprovechamos, veremos a los depredadores populistas cazando libremente por las praderas y montañas de Europa. Y nuestro viejo y belicoso continente volverá a las andadas y quizás volvamos a ver las ametralladoras escupiendo plomo y segando las vidas jóvenes.
El destino nos ha dado a los super endeudados países del euro una moratoria de cinco años para cambiar de política. Si no lo hacemos, el populismo dejará de ser una amenaza para convertirse en una realidad en el poder.
La única forma de derrotar amenazas tan terribles como el Frente Nacional de Marine Le Pen, el Podemos del comunista bolivariano Pablo Iglesias y otros tugurios semejantes que crecen por toda Europa, contrarios a la unidad europea y a las libertades y derechos, es retirando de la circulación a los partidos que los promueven e impulsan, a formaciones como el PP y el PSOE, que generan tanta frustración y rechazo entre los ciudadanos que actúan como auténticos promotores y agentes del desastre y el caos.
Ojalá Europa, que parece dispuesta a aprovechar los cinco años de prórroga que nos ha dado Macron, descubra pronto que la guerra contra los tiranos no se gana combatiéndolos directamente, sino eliminando a sus promotores y agentes.
Para abrir las puertas de Europa a los ciudadanos y a la verdadera libertad, hay que acabar antes con los que han expulsado a los ciudadanos de la política y han convertido Europa en un club cerrado, endeudado y despilfarrador, lleno de políticos y sátrapas con demasiado poder y privilegios.
Partidos socialdemócratas como el PSOE, el casi aniquilado socialismo francés y otros muchos de la onda socialdemócrata, los comunismos residuales europeos, del tipo de Izquierda Unida, y las derechas contaminadas de intervencionismo y corrupción, como el PP español, los derrotados republicanos franceses de Sarkozy, la derecha que encarna la Merkel y otras con el poder en sus manos en otros muchos países de Europa son los culpables del drama por haber reforzado el Estado hasta más allá de la prudencia, creado sociedades agobiadas por los abultados poderes públicos, con demasiados políticos, demasiados impuestos, demasiados privilegios, despilfarradoras, ostentosas y tan endeudadas que han convertido el futuro en un suplicio.
Macron representa justo lo contrario de todo ese mundo de políticos estrellas que acaparan los telediarios, cuando muchos de ellos merecen estar en la cárcel, que se autoproclaman demócratas sin serlo, que dicen salvar a las naciones, cuando sólo las hunden y que, con sus políticos corruptas y abusivas, abren las puertas al populismo y a la tiranías estatalistas.
Si Europa quiere que desaparezcan el Frente Nacional, Podemos y otros populismos amenazantes, tiene antes que acabar con esa política representada por el PSOE, el PP y las viejas derechas e izquierdas europeas, que han gobernado de manera insensata, creando estados hipertrofiados, lejos de los ciudadanos y abrazados a la corrupción, al intervencionismo atosigante y el desprecio a la verdadera democracia.
Francisco Rubiales