Revista Cine
Película sin muchas pretensiones, que cuenta una historia muy simple: el enamoramiento repentino entre dos personas que no tienen mucho en común, pero se sienten en paz cuando están juntas. Jean es albañil, está casado y tiene un hijo, siendo ella la profesora del mismo. Aunque es un habilidoso trabajador manual, parece ser que lo que activa sus sentimientos es escuchar a Mademoiselle Chambon practicar con su violín. Todo esto es una locura, no tiene por qué suceder pero sucede. En ningún caso Brizé nos ofrece demasiadas explicaciones: la película es muy parca también para eso, simplemente hace contemplar al espectador el hecho consumado de un enamoramiento inesperado en el que ambos protagonistas del mismo saben que no van a llegar a ninguna parte. En cualquier caso, hay una escena rodada con mucho oficio, la del cumpleaños del niño, en la que él la invita a ella a tocar el violín estando presente su esposa, la cual se da cuenta, con solo observar las miradas de soslayo que se dedican los amantes, de lo que está sucediendo. Obra interesante a la que le hubiera venido bien un poco más de desarrollo de la relación entre los protagonistas, aunque quizá lo que se quiere expresar es que el amor a veces llega de maneras absolutamente irracionales, a las que no se las puede buscar una explicación.P: 5