Revista Creaciones

Madera, visillos y croché.

Por Unas Gotas De Rocío
Hoy os quiero enseñar otro trabajito de los que me dedico a mí misma y que, al igual que los cojines, he tenido aparcado durante varios meses. 
El otoño pasado un vecino de mi suegra en la playa hizo reformas en su casa y desechó un mueble vitrina. Era el típico mueble provenzal en color miel que hace años decoraba la mayoría de casas playeras. A mi marido y a mí nos gustó y pensamos que, restaurándolo, bien podría ser nuestra nueva despensa en la cocina. 
Como no teníamos prisa, lo dejamos aparcado en mitad del salón de mi suegra y allí pasó el invierno. Hasta que llegó el buen tiempo y mi suegra se quiso venir a disfrutar de su casa de la playa (y de su salón, claro está).  Así que de repente nos entraron las prisas. Mientras, yo había estado hablando con Luz (A la búsqueda de cosas bonitas) pidiéndole consejo sobre las pinturas chalky. 
Finalmente, nos decidimos por materiales conocidos, así que lo lijamos y Luis lo tiñó con un protector para madera que ya ha usado en otras ocasiones y con el que trabaja cómodamente. Su tarea ya estaba hecha, ahora tocaba la mía: poner visillos a las puertas de cristal. 
La tela ya la tenía de otros que le preparé a mi hermana. Las barritas las compré, y me equivoqué. Pero sin ganas de volver a la ferretería, me dije: ya le encontraré remedio. 
Y pasó un mes, y otro, y hasta otro, creo yo. Hasta una tarde, que me cogió con ganas y con tiempo, y no sólo preparé visillos sino que remedié mi equivocación, que más bien fue despiste. Porque muy convencida me fui de casa sabiendo lo que tenía que pedir, y en la tienda pedí justo lo contrario. Enajenación mental transitoria creo que se le llama a eso. 
Madera, visillos y croché.
El mueble en cuestión es este. Al natural, mucho más bonito que en fotografía. Como veis, la parte de arriba de la vitrina es curva, con lo cual las barritas extensibles que se sujetan en el marco no cubren toda la superficie. Y como no me apetecía descambiarlas por unas de las que se sujetan con una puntillita y por tanto sí servirían, tuve que emplear la imaginación. 
Madera, visillos y croché.
Tenía por casa una cinta de croché que hizo mi hermana o mi madre (no recuerdo) para un camisón cuando éramos pequeñas. El camisón se quedó en proyecto, así que la cinta estaba intacta. La coloqué en el interior con unas chinchetas y a partir de esa altura preparé el visillo. 
Madera, visillos y croché.
Ha quedado original y en nuestra cocina ya luce nuestra despensa "nueva". 
Madera, visillos y croché.
Feliz semana y felices vacaciones a quien las disfrute. 

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