Cartel original de la película
Hace unas semanas el Canal Sundance emitió la película rumana Madre e hijo. No conozco a fondo la producción de ese país, pero todas las películas que he visto son extraordinarias. Ésta no es una excepción, su planificación sobria y contenida, apoyándose en los diálogos de unos intérpretes excepcionales, a los que sigue la cámara mientras se mueven por espacios anodinos, pero llenos de significado, sirve para narrar unos pocos días de la vida de la protagonista, una mujer perteneciente a la alta burguesía de su país, con un solo hijo que ha abandonado la casa familiar, para irse a vivir con una muchacha; la madre no puede soportarlo e intenta por todos los medios que vuelva a estar bajo su poderosa y al mismo tiempo absurda influencia; la oportunidad parece llegarle cuando el hijo mata a un niño en la carretera, atropellándolo con su coche, lo que puede suponerle una condena de bastantes años en la cárcel. Se habla de esta película en este blog, porque el personaje de la madre es arquitecta, pero en su fiesta de cumpleaños, rodeada de políticos y empresarios, se menciona que se dedica a la decoración de interiores y además que sus honorarios son muy altos. No se llega a ver cómo ejerce su profesión, pero hay una escena en la que un policía le pregunta si conoce a alguien que le pueda ayudar, porque un familiar suyo está construyendo al borde de un lago y le han parado la obra por culpa de un cambio en el límite donde está permitido edificar, ella le contesta que conoce a alguien en una institución oficial que le puede ayudar, el contexto es importante porque ese policía ha arrestado a su hijo y la pregunta de quien puede ayudarle, está más cerca del soborno que de una mera cuestión técnica.La protagonista llega a decir que los hijos están en el mundo para realizar todo aquello que no pudieron hacer sus padres, aunque en la película no se mencione, quizás su frustración provenga de su profesión, porque no cabe duda que quien quiera realizar una arquitectura interesante tiene que superar enormes dificultades que muchas veces le harán desesperarse y llegar a la frustración más absoluta.
Si tienen ocasión no dejen de ver Madre e hijo, porque merece la pena, no solo por su realización formal, sino además para enfrentarse a muchas de las importantes cuestiones que plantea.