de Najat El Hachmi.
Título: Madre de leche y mielAutora: Najat El HachmiEditorial: Destino, 2018Páginas: 384.
SINOPSIS.
Madre de leche y miel narra en primera persona la historia de una mujer musulmana del Rif, Fátima, que ya adulta, casada y madre, deja atrás a su familia y el pueblo donde ha vivido siempre, y emigra con su hija a Cataluña, donde lucha para tirar adelante.
En esta historia se narran las dificultades de esta inmigrante, además del desajuste entre todo lo que ha vivido hasta ahora, y en lo que creía, y este nuevo mundo. También se narra su lucha para tirar adelante y dar un futuro a su hija.
Articulada como un relato oral en que Fátima vuelve al cabo de los años de visita a la casa familiar y cuenta a sus siete hermanas todo lo que ha vivido, Madre de leche y miel nos ofrece una visión profunda y convincente de la experiencia de la inmigración desde el punto de vista de una mujer musulmana, madre, que vive sola, sin el apoyo de su marido. Y a la vez nos ofrece un fresco completo de lo que supone hoy en día ser mujer en el mundo rural musulmán.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Todos los días vemos en la televisión la llegada masiva de personas que arriban a nuestras costas con la esperanza de encontrar una vida mejor que la que dejaron atrás. Y ya no nos conmueve. De tanto ver las mismas imágenes a diario, miramos de reojo y escuchamos con lejanía mientras nos servimos un buen plato caliente y movemos el brazo como todos los días para coger un trozo de un pan que nos pasa desapercibido. Acabo de escuchar a un español mencionar en una entrevista que lo que le hizo quedarse en un país determinado fue que se topó con una familia muy pobre en una playa y que sin remilgos compartieron con él un plato de alubias a pesar de la escasez con la que vivían. Eso es impensable en España, comenta. Y no le falta razón. Hemos trivializado de tal forma lo que tenemos a nuestro lado que hemos adquirido una habilidad especial para no ver, para no sentir, para no ser ya capaces de ponernos en la situación de...
La historia de Fátima es la historia de, seguramente, tantas mujeres que buscan en lo desconocido un futuro mejor para ella y su hija. También la historia de una mujer que huye de unas costumbres que la condenan por el simple hecho de ser mujer. También la historia de una madre como tantas otras que lo arriesga todo para que su hija no esté condenada y tenga la oportunidad de tener una vida diferente y mejor que la suya. Es la historia de una mujer tan valiente como no lo somos ninguna de las que disfrutamos de ese mundo que ella anhela y de una mujer tan miedosa que, a pesar de que es capaz de renunciar a su propio mundo, el que conoce y controla, el miedo a lo desconocido la desestabiliza y le imprime un sufrimiento añadido a todo lo que supone la carencia material a la que se ve abocada en el primer mundo.
Fátima me ha conmovido hasta lo más profundo. Ha conseguido en primera persona que yo camine con ella por todos aquellos lugares y situaciones que les va contando a sus hermanas cuando por fin consigue realizar un viaje de vuelta para encontrarse con los suyos. Un periplo que comienza cuando decide salir con su hija Sara hacia un mundo desconocido en busca de quien es su marido y de repente la realidad la golpea y se ve sola y abandonada con su hija en una Cataluña donde la gente es ciega y muda, donde nadie la ve, donde se ve rechazada y a la vez observada y juzgada pero donde consigue salir adelante, incluso a pesar de sus propios miedos.
Fátima les va relatando a sus hermanas el periplo que seguramente sufren muchas mujeres, mujeres valientes que más de una vez mueren en el intento, que pierden a sus hijos en el camino o que incluso, los paren mientras caminan o navegan hacia un futuro incierto. Nos cuenta, como a sus hermanas, cómo consiguió llegar a su destino, lo que se encontró al llegar allí, la desesperanza de un sueño roto, el miedo a no poder volver, la decisión de seguir adelante por su hija y una vida llena de tesón, valentía y esfuerzo más allá de lo soportable para conseguir sobrevivir en un escenario totalmente ajeno, donde la gente se mueve, vive y habla según unos códigos que ella ignora totalmente. Pero también conoceremos la vida de Fátima y su familia cuando recuerda su pasado, su infancia, su crecimiento y cómo se hace mujer, sus miedos más profundos provocados por unas costumbres impuestas por los hombres y un futuro gobernado por estos. Ese pasado también la alcanza en su presente cuando vive con temor como su hija accede a un mundo nuevo que ella no conoce, que no consigue reconocer como propio de tan arraigada que tiene la educación que le han dado en el pasado y teme que su propia hija se pierda en unas costumbres que no controla.
No es este un libro para contarlo. Es un libro para vivirlo de la mano de quien nos lo cuenta si es que somos tan valientes de ponernos, por el tiempo que nos dure, en el lugar de Fátima. Es una puerta a la esperanza abierta a quien lo lee, a quien cada vez que vea en la tele la imagen de mujeres y niños ateridos de frío y hambre se detenga, al menos, a mirarlos y a sentir lo afortunados que somos de haber tenido la suerte de nacer donde lo hemos hecho. Una lotería que valoramos bastante poco.