Revista Cultura y Ocio
A partir de ahora hablar de Simionatto, Sutherland o Verrett servirá para que las jóvenes -y, a veces, no tan jóvenes- mariposillas, nos acusen de oler a naftalina; ya se sabe que a las mariposas nunca les gustó ese producto. ¡Qué pena que se nos va la Verrett y qué pena que se lleva consigo algo de nosotros mismos! Adiós Shirley, algo tuyo se quedó aquí ¡Esta vez el destino sí que nos ha dado un golpe bajo!
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