Por fin se han pasado ya dos de los días en los que más comes del año.
Nochebuena, nos tocó preparar la cena en casa. Con mis padres, mi suegra y mi cuñada. Fué una cena con una silla vacía este año, pero con dos niños alrededor jugando y riendo, ni siquiera me dió tiempo a pensarlo en el momento. A pesar de ello lo pasamos bien. Y aunque decidimos que no íbamos a poner mucha comida, no sé cómo, pero hubo mucha comida.
No fué una juerga, pero comimos, quizás demasiado,y nos reímos más, ya sabéis que estando las madres da pié a anecdotas infantiles, y os puedo asegurar que mi marido tiene unas pocas, ja ja ja .
Al final tener una noche tranquila, con una charla tranquilita no está mal. Y si es en familia, mejor.
El día de Navidad, la comida fue totalmente diferente, ni mejor, ni peor....sólo diferente.
En casa de mi suegra, rodeados de niños, 7 en total, desde año y medio hasta 11 años.
Hablando y riendo en la comida, con la misma silla vacía.
Y la sobremesa? Ja ja ja... esa ha estado bien. Si estábamos 8 adultos, 4 o 5 estábamos jugando con el móvil a Mezcladitos, eso si entre nosotros, hemos cambiado el bingo por las nuevas tecnologías. Normal que el comentario de alguien fuera que parecía Media Mark (No me acuerdo quien lo dijo)
En fin no ha sido tan duro. Un año más la mitad de las navidades ya han pasado y lo hemos superado.