Revista Opinión

Madre y abuela al mismo tiempo

Publicado el 04 abril 2019 por Carlosgu82

Se trata de Cecile Eledge, una mujer estadounidense de 61 años de edad, que luego de 40 semanas de gestación dio a luz a una niña que sería su nieta. Este hecho ocurrió en el estado de Nebraska. Cecile sirvió como madre gestante para que su hijo, Matthew Eledge, pudiera ser padre junto a su pareja Elliot Dougherty.

Con más de 10 años padeciendo menospausia, la madre-abuela fue sometida a un proceso de fertilización in vitro donde fue utilizado el esperma de su hijo y los óvulos de la hermana de Elliot, Lea Yribe, quien los donó voluntariamente.

Así las cosas, Cecile, Lea y Uma Louise Dougherty-Eledge (la niña recién nacida) serían la madre-abuela, madre-tía e hija-sobrina-nieta, respectivamente.

Ahora bien, legalmente hablando, el estado de Nebraska reconoce a Cecile como la madre y a Matthew como el padre. Esto debido a lo estipulado en las leyes de dicha jurisdicción, donde el donante de esperma y la persona que da a luz son los responsables legales del bebé. Esto deja por fuera, momentáneamente a Elliot, quien debe iniciar un proceso de adopción para poder tener algún derecho legal como el otro padre de Uma.

Ciertamente, éste es un caso insólito, más no descabellado. Creo que esa expresión, que he visto en varios portales que reseñan la noticia, destila una homofobia para nada sutil, como si se tratara de un acto de locura o, ¡cuidado!, de una cuestión enferma. En efecto, las luchas de la comunidad sexo-género-diversa desafían muchos aspectos convencionales de nuestra sociedad y su respectiva idea de familia; sin embargo, reaccionar con esos calificativos muestra una incomprensión y una falta de respeto de los “profesionales” de la noticia. Las controversias se resuelven en el marco de debates informados y respetuosos, a través de la movilización de grupos y agendas, no con insultos velados, con prejuicios disfrazados de “ejercicio informativo” o con acciones deleznables.

Matthew, quien trabajaba como profesor de inglés en un instituto católico, fue despedido en 2015 cuando dio a conocer que contraería matrimonio con Elliot. Éste hecho, y otros asociados al conservadurismo de parte de la comunidad de Nebraska, motivaron a la joven pareja a hacer pública su historia, evidenciando con ello que es posible ser una pareja homosexual y tener hijos biológicos.

Aunque es un caso insólito, no es inédito. Existen otros tres casos similares, aunque el de Cecile destaca por ser el único (por ahora) que involucra a una pareja homosexual. El primero de ellos en 1987, donde una mujer de 48 años dio a luz a los trillizos de su hija. Nueve años después, en 1996, una inglesa de 51 años fungió como madre gestante para ayudar a su hija y a su yerno. Por último, hace tres años (2016), en Grecia, una mujer de 67 años trajo a luz a su nieto, igualmente para ayudar a su hija.

Estamos en tiempos que demandan apertura, comprensión y empatía. Cuando leo sobre estos hechos, cada vez me convenzo más de la necesidad de propiciar un debate para cambiar profundamente los contenidos de los programas educativos en todos los niveles. Basta con agarrar un texto de “Formación Moral y Cívica” para percatarnos de los contenidos conservadores en los tópicos relacionados con la familia y la sociedad: homofobia, por un lado; machismo, por el otro.

Si entendemos como ideología el conjunto de ideas que cohesionan a una colectividad, no es osado decir que toda educación es ideológica. La discusión, como puede evidenciarse, giraría en torno a qué tipo de educación queremos, y a través de que conjunto de ideas y acciones colectivas.

Por lo pronto, felicidades a la familia y que el universo ilumine con su luz la vida de la pequeña Uma.

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