Hoy he vuelto al blog y además guerrera. Periódicamente el dilema vuelve a mi cabeza, va y viene, y mientras tanto el tiempo pasa…
La conciliación no existe. Y punto. Siempre llego a este punto de no retorno. ¿Cómo puedo mejorar las cosas, como puedo hacer nuestra vida mejor y más fácil, cómo puedo pasar más tiempo con mis hijos, cómo, cómo…? Y siempre el atasco en el mismo punto. No existe.
Puedes ir por partes, seleccionando, pero no puedes tenerlo todo.
Cómo puedo pasar más tiempo con mis hijos? La sociedad y la empresa no admiten una renuncia temporal en el trabajo, no en la práctica. Y yo no quiero dejar de trabajar. Bueno, pues entonces 50-50. No , no se puede. De boquilla sí, sobre el papel, pero en la práctica….Ja! No siempre. Y menos ahora, que no hace falta decir en qué momento estamos…Tienes un trabajo, o lo tomas o lo dejas. Si lo tomas tiene que ser al 120%. Y si lo dejas, olvídate de volver.
Pero no quiero dejar a mis hijos horas y horas en el colegio, o que alguien extraño los lleve y traiga, o que coman allí pudiendo hacerlo en casa. ¿Resultado? Todo no es posible y aún así hay que hacer el pino con las orejas, correr a todos lados, no parar, hacer malabarismos, estar siempre cansados….para intentar encajarlo todo lo mejor posible y que ellos estén bien, que tengan la máxima presencia posible de sus padres, que el tiempo con ellos sea dedicado por entero a ellos, no perderse nada de lo que les pasa, preocupa o divierte.
Todo puede ser peor, claro. Al menos vivo en una ciudad manejable, que permite hacer el pino con las orejas aunque sea a costa de nuestra salud física y mental; y tengo una madre joven, generosa y dispuesta, que nos ayuda todos los días. Tengo amigos en ciudades donde no les arropa la familia, los dos trabajan y no hay pino-puente que valga. Los peques tienen que estar todo el día en la guarde. Y me adelanto a los comentarios que pueden venir diciendo qué barbaridad, que es porque quieren, etc. etc. Porque no es todo blanco o negro. Porque las madres (siempre las madres...) también tienen derecho a seguir con su carrera, porque las madres no trabajan sólo por dinero ( si, hay madres que tienen buenos trabajos también, lo siento )
Pero a lo que no hay derecho es a tener que elegir y renunciar siempre en un sentido o en otro, porque nadie le da a los niños y sus necesidades la importancia que tienen realmente, que no son una excusa para escaparse unas horas del trabajo, joder.
Porque debería haber flexibilidad. La familia y la empresa tienen intereses encontrados, es ingenuo no verlo. Pero debería haber una forma de hacer compatible las dos cosas. Al menos cierta flexibilidad real mientras los hijos son pequeños. Miro a los países nórdicos y no puedo sino pensar que son una civilización avanzada. Y nosotros unos obtusos y cortos de miras de narices.