El pasado 28 de septiembre el pediatra Carlos González afirmó en una conferencia que llevar a los hijos a la guardería es antinatural. Nosotros llevamos a los nuestros al jardín de infancia cada día de 9:30 a 12:30.
En parte me consideré afortunada por poderlos llevar tan solo 3 horas al día. Aunque debo admitir que mi hija, cuando ambos trabajábamos por cuenta ajena, a veces se pasaba 8 y 9 horas seguidas en la guardería. No teníamos más remedio.
Perder el empleo fue un duro golpe para mí pero me ha permitido organizarme de forma que mis hijos pasen más tiempo conmigo. Con todo, los llevo a la guardería. ¿Por qué? Por 2 razones:
La primera es que tuve que escoger entre buscarme un nuevo empleo o trabajar por mi cuenta. Decidí trabajar por mi cuenta para dedicarme por fin a lo que me gusta pero sobre todo para poder estar con mis hijos cuando enfermaran o cuando lo necesitaran.
La segunda es que opino que igual de antinatural es llevar a los niños a la guardería que tenerlos en casa sin poder estar por ellos al 100%, sobre todo en el caso de familias nucleares que no pueden contar con una ayuda diaria por parte de sus familiares. Cuando mis hijos están conmigo todas las horas del día me es imposible jugar al nivel que me exigen y a la vez realizar las tareas del hogar y trabajar por mi cuenta. Esas 3 horas de guardería nos ayudan a evitar otro tipo de situaciones antinaturales, como por ejemplo que los pequeños acaben sintiéndose desatendidos, aburridos o mirando la tele demasiado tiempo.
Si nos remontamos a cuando vivíamos en las cuevas, a grandes rasgos podríamos decir que la comunidad se dividía el trabajo de forma que unos se quedaban con niños, ancianos y enfermos, otros se iban a recolectar (normalmente mujeres) y otros se iban a cazar. Con la llegada de la artesanía y la agricultura la división de las tareas se especializó todavía más.
En las sociedades prehistóricas, los niños no se quedaban 8 o 10 horas tan solo en compañía de su madre. Se quedaban con familiares que cuidaban de todos los niños de la comunidad. Las madres porteaban al niño al que amamantaban pero dejaban al resto de su prole a cargo de “los cuidadores” hasta que eran capaces de ayudar en la recolección. Seguramente el ritmo era otro, las horas de recolección eran menos de 8 diarias y probablemente lo hacían en días alternos. Para mí eso es lo natural, con todas sus consecuencias.
Hoy en día hacer lo natural resulta muy difícil.
Si la organización social actual lo permitiese, lo ideal sería poder dejar a nuestros hijos aprendiendo y jugando junto a otros niños en el mismo centro de trabajo del progenitor o cerca de este. Sería un gran beneficio para todos tener la posibilidad de estar en contacto con los pequeños durante los descansos o durante un tiempo específico para ello. Por desgracia, esto es una utopía y la cruda la realidad es que muchas familias necesitan 2 empleos para llegar a fin de mes y tienen que dejar a sus hijos en una guardería alejada de sus puestos de trabajo durante muchas horas.
Este domingo leí este interesante post de Eva París en Bebés y Más acerca de las empresas con guardería en España, un país no muy evolucionado en cuanto a conciliación laboral y familiar. Es un alivio saber que algunas empresas se están poniendo las pilas en este sentido y están creando guarderías dentro de sus dependencias, pero todavía son pocas. Todavía nos queda un largo camino por recorrer, porque es un sistema de difícil aplicación en pequeñas y medianas empresas. Además, hay que mejorar otros aspectos de la conciliación como por ejemplo la ampliación de los irrisorios 4 meses de baja maternal.
¿Qué pensáis vosotras al respecto?