Espero, deseo y me alegraré si mañana Madrid consigue las Olimpiadas 2020. Aunque cuando hace 4 años decidieron continuar después de un nuevo fracaso me pareció una barbaridad con lo que estaba y está ocurriendo en el país, ya que han llegado hasta la final es mejor que la ganen, porque a juzgar por lo que ocurrió en Barcelona y en Londres el año pasado, puede ser muy beneficioso para Madrid y para todo el país, y suponer un empujón que puede ir muy bien, si es cierto que estamos ya en el fondo del pozo.
Si Madrid 2020 llega a ser una realidad será gracias a un montón de gente que han trabajado mucho y bien, pero como ocurre con demasiada frecuencia en este país sus miembros más representativos no han estado a la altura.
Si no visteis la rueda de prensa de la delegación de Madrid del jueves 5 en Buenos Aires os perdisteis un grave ataque de la peor vergüenza ajena. Ignacio González, Presidente de la CCAA de Madrid estuvo bien y no hay razón para excluirle del grupo de los que han hecho bien su trabajo. Alejandro Blanco, Presidente del Comité Olímpico Español, patinó usando el maldito hábito de muchos personajes públicos de este país de contestar lo que les da la gana a preguntas muy concretas de los periodistas. Este puede ser un excelente método para evitar, al más puro estilo Rajoy, tener que explicar algo en público, pero está claro que no sirve para ganar la organización de unas olimpiadas. Además, en el caso del Sr. Blanco llueve sobre mojado porque la semana pasada ya patinó cuando después de convocar a Leo Messi a la grabación de un spot de apoyo a Madrid 2020 para el día siguiente al que había recibido la propuesta y Messi no pudo acudir, el Sr. Blanco tuvo el desastroso estilo de insinuar que Messi y el Barça se negaban a colaborar, con lo que soltó toda la jauría de la caverna mediática que empezó a soltar sus barbaridades habituales. Messi ya ha grabado el spot, pero ni el Sr. Blanco ni los que se pusieron a ladrar en la caverna mediática han rectificado.
Pero el gran premio a la vergüenza ajena se lo llevo la señora Alcaldesa, Doña Ana Botella, que ya había deleitado al personal cuando hace un par de días afirmó que una de las ventajas de Madrid 2020 son las comunicaciones por AVE con las subsedes, trenes de alta velocidad que los españoles disfrutan desde hace años. Por lo visto los que vivimos con los pies en el Mediterráneo no somos españoles porque no solo no tenemos AVE sino que nuestras líneas de tren normal son una porquería.
Doña Ana continuó la estrategia del Sr. Blanco y cuando le preguntaban por peras ella contestaba mazorcas de maíz, pero además en su primera intervención, inició su explicación, que no tenía nada que ver con lo que le habían preguntado, diciendo que su candidatura gozaba de mucha popularidad y un 90% de ciudadanos querían los juegos. Para concluir esa primera intervención volvió a mencionar el porcentaje de ciudadanos que apoyaban los juegos, pero algo debió ocurrir en los pocos minutos de su intervención, porque al final el porcentaje de ciudadanos entusiasmados con los juegos había bajado al 80%. Para concluir el numerito, cuando a Doña Ana le preguntaban en inglés no usaba los auriculares de la traducción simultánea, posiblemente para que no se notase que no lo domina mucho y el Sr. Blanco le explicaba lo que le habían preguntado, pero cuando la pregunta era en castellano o cuando hablaban sus compañeros de mesa SI se ponía los auriculares. Será que de las lenguas de España Doña Ana solo domina el catalán, que, al igual que su marido, solo lo habla cuando no la escucha nadie.
Las preguntas que Doña Ana y el Sr. Blanco contestaron hablando del tiempo y tirando pelotas fuera se referían a la justificación del coste de las olimpiadas, vista la desastrosa situación económica y financiera del país. Al cabo de unas horas los japoneses tuvieron que contestar preguntas igual o más duras en relación con un tema en mi opinión mucho peor y probablemente insalvable, la posible repercusión de las filtraciones de agua radioactiva de Fukushima, y a pesar que la gestión del asunto por parte de la compañía propietaria no ha sido precisamente muy brillante, no se pusieron a hablar de lo bueno que es el sashimi de los restaurantes de Tokio y de lo guapas que son sus geishas, sino que dieron la cara e intentaron convencer a la prensa con todo tipo de datos, quizás inútilmente, de que la central no supone una amenaza para los juegos.
En fin, espero que gracias al esfuerzo y trabajo bien hecho de mucha gente, y a pesar de los numeritos irresponsables de algunos de sus máximos representantes, Madrid se lleve los juegos 2020.