Total Look: Suite 29Abrigo/Fur coat: ZaraZapatos/Shoes: XTI
Esta es una de esas cosas que, como tantas otras, solo ocurren una vez en la vida. Como cuando una persona especial te sorprende con un fin de semana inesperado y, de repente, sales del trabajo y tres horas después te encuentras en medio de la Gran Vía madrileña o en pleno Retiro, dando las gracias quinientas mil veces por los momentos mágicos que te regala la vida. A pesar de lo pasado y a pesar de lo que pasará.
Y aunque es evidente que no todos los días uno cumple años, mucho menos disfruta de ello coincidiendo su edad con el día de su nacimiento. Si los 27 suenan tremendamente bien, cumplirlos un 27 me suena, como poco, a pura magia. Y ese ha sido precisamente mi primer regalo: la magia de una escapada de esas que te renuevan por dentro, que te llenan de ilusión y te hacen plantearte por qué no disfrutamos la vida como merecemos: a lo loco, sin razón, sin pegas ni peros. Solamente apostando por lo más básico, por ser felices.
Y digo yo: si 27 años han dado para tantos capítulos maravillosos, solo espero que (como mínimo) los próximos 27 que me quedan para disfrutar de mi tardía niñez sean la mitad de intensos. ¡Alegría, que es mi cumpleaños!
This is one of those things that (like many others) only happen once in a lifetime. Like when a special person surprises you with an unexpected weekend out, your workday ends and three hours later you find yourself in the middle of Madrid's Gran Via or in the beautiful Retiro showing your gratitude (five hundred thousand times!) for the magical moments that life brings. Despite the past and in spite of what the future will bring.
And even though we don’t celebrate our birthday every single day, we hardly ever enjoy such a date when our age matches the day when we were born. If 27 sounds tremendously well, to me it sounds even better turning 27 the 27th. It just sounds magical. And that’s precisely what I have been given as my first gift: a magical weekend break, one of those which restores you, fills you with joy and makes you ask yourself why don’t we enjoy life as we deserve: crazily, without thinking too much, without “ifs” and “buts”. Just betting on the most basic thing: being happy.
And so I say: If 27 years have been full of wonderful chapters I just hope that (at least) the next 27 which are still left for me to enjoy my late childhood will be half as intense.
Hey! It is my birthday!