Revista Sociedad

Madrid Arena: la ley no se cumplió

Publicado el 05 noviembre 2012 por Dolega @blogdedolega

Sencillamente, la ley no se cumplió

Después de las ruedas de prensa, las investigaciones, los testimonios, las grabaciones y los millones de palabras escritas sobre lo acontecido en el Madrid Arena la noche del 31 de Octubre, me queda claro que aquí no cumplimos la ley absolutamente nadie.

Tenemos un ejército de funcionarios, arquitectos, ingenieros, expertos y ¡cómo no! Políticos que se pasan buena parte de su vida haciendo leyes, normas, directivas y cuanto papel pueda existir para hacernos creer que estamos protegidos, cuidados y justificar sus salarios.

Papeles absolutamente inútiles como se ha podido comprobar en esta desgracia. Aquí no se salva ni el apuntador.

El ayuntamiento con la señora Botella a la cabeza dice que si se ha incumplido la normativa, se personará como acusación en la causa ¡Ah! Y que no volverá a alquilar los locales del ayuntamiento para macrofiestas.

Y yo me pregunto ¿A cúal normativa se refiere la señora Botella?

¿La que dice que el botellón que había en los alrededores del Madrid Arena y que luego se convirtió, según los testimonios, en una turba de gente entrando al recinto cuando la estrella de la noche empezó su actuación, está prohibido y la policía tendría que haber actuado de la misma manera que actúa en las fiestas de mi pueblo cuando quince adolescentes deciden beber en el parque del pueblo?

¿La que dice que el ayuntamiento es el encargado de inspeccionar y hacer cumplir la “estricta ley” de espectáculos?

Por cierto Señora Botella, hace bien en no volver a alquilar los espacios municipales para macrofiestas. No debería alquilarlos para nada, porque como se ha demostrado que no se cumplen las leyes, están mejor cerrados a que estén generando problemas y gastos. Que con este alquiler hemos hecho un pan con unas tortas, además usted de administrar crisis como que no, vamos.

La empresa organizadora de la fiesta dice que todo estaba correcto y que hay que buscar al que lanzó la bengala que es el culpable de todo.

Y yo me pregunto:

¿También va a buscar la “estricta ley” de espectáculos para leérsela bien?

¿Esa ley que dice que si va a hacer un evento para siete mil personas no puede vender N entradas?

¿Esa ley que especifica las medidas de seguridad que tiene que tener para esas N entradas?

¿Esa “estricta ley” de espectáculos que habla de la edad mínima permitida para asistir a los mismos y los objetos prohibidos dentro del recinto?

¿La va a buscar para ver cuántos apartados a incumplido ó cumplido, lo que sea más rápido?

¿A lo mejor no le importa incumplirla porque no teme una inspección a las doce de la noche en plena fiesta y una multa de millones de euros a la mañana siguiente?

Un sindicato policial dice que irá al juzgado a denunciar que el local en cuestión no tiene licencia de apertura. Que presentará el documento que lo prueba, pero el documento es nada más y nada menos que del 2006.

Y yo me pregunto:

¿Qué ha pasado para que desde el 2006 no se hayan hecho las acciones legales pertinentes a sabiendas de que un recinto, donde se han estado celebrando eventos de todo tipo, incumplía las normas de manera flagrante?

¿Por qué este sindicato no se ha personado hace nada menos que seis largos años en el juzgado más próximo y ha denunciado esta vulneración de la ley?

Las redes sociales y los medios están en ebullición a la caza y captura de las pruebas que certifiquen que se dejó entrar a menores de edad, que se introdujeron objetos prohibidos y que nadie controló los accesos.

Y yo me pregunto:

¿Dónde se tienen que apuntar los menores de edad que se van a una fiesta a la que saben que no es legal entrar y por eso se llevan un carnet de alguien que sí lo es?

¿A qué mail van a escribir diciendo que metieron bengalas, licor, y sustancias prohibidas por la ley en los bolsos y mochilas a sabiendas que infringían la norma?

Esta desgracia lo que pone de manifiesto es que en este país absolutamente nadie cumplimos la ley y claro, mientras no pasa nada todos somos felices, básicamente porque nos creemos más listos que nadie.

El problema viene cuando la irresponsabilidad, que no mala suerte ¡Ahhhh maldita mala suerte! Nos da una sonora bofetada en plena cara y sin previo aviso para que tensemos los músculos.

Entonces nos aturdimos y empezamos a mirar alrededor nuestro y empezamos a buscar desesperadamente a alguien a quién echarle el “marrón”.

Lo que no entendemos es que cada uno tiene que aguantar su marrón. Cada uno tiene su trozo de marrón, unos más, otros menos y lo que desearía fervientemente es que cada uno tenga el castigo merecido de acuerdo a la ley que vulneró.

Que lo milagroso es que incumpliendo todo el mundo las leyes, las normas y el sentido común más básico, no haya desgracias de este tipo a todas horas.

Pero me temo que al final vamos a llegar a la  conclusión de que la legislación es, a todas luces insuficiente, que tenemos que trabajar en ampliar la normativa que prohíba que esto vuelva a ocurrir, que necesitamos que nuestras autoridades y políticos se vuelquen en legislar al respecto…

Así hasta la siguiente desgracia en que previsiblemente  llegaremos a la misma conclusión que en ésta.

Porque en definitiva ninguno queremos cargar con nuestro marrón.

 


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