Estamos en una democracia, en el siglo XXI, pero el ayuntamiento madrileño de Podemos que preside la excomunista Manuela Carmena pretende crear un aterrador sistema de comisarios políticos vecinales para controlar, vigilar y juzgar a la población, supuestamente como auxiliar de seguridad oficial, y de los servicios sociales.
Es un embrión del estado totalitario comunista, los soviets copiados por los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) castrista, y en Venezuela los Consejos Comunales y las Asambleas Bolivarianas. La justicia sobra, volverán las checas.
Aparte de crear 121 nuevos burócratas, “gestores de barrio”, nombrados por Podemos y supercomisarios políticos, se establece una serie de redes de control ciudadano para “mejorar la vida de los vecinos”, dice el Ayuntamiento, en las que participarán voluntarios, incluso como jueces y policía paralela.
Cuando se le da a ciertos vecinos una gorra o una pequeña autoridad, alguno de esos espontáneos montarán la dictadura vecinal que se le ordene establecer; en el mejor de los casos, de cotillas, en el peor, de posibles ejecutores de la justicia popular, esa de la guillotina que reclamaba Iglesias Turrión.
El concejal de seguridad ciudadana de Podemos, Javier Barbero, psicólogo hospitalario –como Radovan Karadzic--, que le llamó fascistas a los policías por hacerle un “escrache” menos duro que los que él dirigía, afirma en los barrios detestan a los agentes municipales y que por eso es mejor que los vecinos se controlen entre ellos.
Así comenzaron los CDR castristas, atrayendo a la chusma, el populacho, como ocurrirá aquí: nadie decente se hará espía o falso mediador entre vecinos, especialmente si son ideológicamente diferentes.
Consejos ciudadanos, policías y jueces vecinales, comisarios voluntarios vigilando al ciudadano: o esto se para, o checas y linchamiento del disidente. Corea del Norte, si les dejamos.
Recuérdese que estos de Podemos nunca han condenado los regímenes totalitarios de Cuba, Venezuela y ni siquiera el de esa Corea norteña que si no existiera realmente creeríamos que era la creación de alguna mente terriblemente malvada.
Recuérdese también el eslogan "De Madrid, al cielo", y a Iglesias Turrión advirtiendo que "El cielo no se gana, se asalta"
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SALAS