Sabía que este año no venía Dostoievski a la feria del libro de Madrid (no se qué compromisos tenía, o tal vez que anda muy liado el hombre con su última novela, esa de los tres hermanos dispares). Aun así busqué con ansias -sorteando, como pude, basura radioactiva- su Diario de un escritor. Lástima que no lo encontré, ni en la caseta de Alba siquiera, que es la que publica la edición que a mí me interesa. Tener ese libro, aun sin la dedicatoria del ruso, es ya de por sí algo muy valioso, pero qué le vamos a hacer, lo compraré uno de estos días, lo leeré y el año que viene lo adjunto al equipaje a ver si el batiushka se aviene a firmármelo, si es que ya está más despejadillo con su novela y decide dejarse ver por el Retiro.
El ejemplar buscado y no hallado
Sirva, de algún modo, como compensación del fracaso anterior, el hecho de toparme por sorpresa con una nueva y bonita edición de El jugador, de mano del sello Sexto Piso, con unas muy sugerentes y apropiadas ilustraciones de Raquel Fernández (alias Efealcuadrado) que mostraba con sincero entusiamo la editora y traductora Raquel Vicedo. No dudé demasiado en llevármelo a casa. Apropiado es para el caso el aforismo de Kafka: "Quien busca no halla, pero quien no busca es hallado.".
Siguiendo con los rusos -la rusofilia me arrebata, se intensifica con los años-, me hice también con otra obra emblemática, Resurección, la última gran novela de Tolstói -a quien, por cierto, Dostoievski admiraba, y viceversa-, esta vez en la exquisita edición de Pre-textos, cuya caseta debería ser de visita obligatoria para quien busca leer libros de primera clase.
También en Pre-textos localizé el libro que ya el año pasado lamenté haber dejado sin adopción ni acogida: Anton Reiser, la bildungsroman o novela de aprendizaje del alemán Karl Philip Moritz, de la que solo he leído comentarios elogiosos. Esta vez se ha venido conmigo.
Alguna otra compra cayó. En Valdemar: el Bajamar de Stevenson, en pasta dura, colección Avatares; en Anagrama: Pálido fuego de Nabokov, probablemente uno de los últimos ejemplares en venta que hubiera disponibles, porque ese título está agotadísimo.
Por lo demás, y como siempre, las mejores casetas: las de las pequeñas editoriales. Especialmente modélicas en cuanto a fondo, organización y atención las de Valdemar, el Grupo Contexto, Acantilado, Pre-textos y Atalanta. Deberían tomar nota los grandes sellos editoriales, que repiten desidia y abotargamiento.
Estado ambiental: 28º de temperatura y anecdóticas gotas de lluvia. A ratos, rachas de viento fresco del norte.
Y no. No compré el último libro -¿o es el primero?- de José Corbacho.