Revista Maternidad

Madrid, pueblo a pueblo, con niños (XVII): Miraflores de la Sierra

Por Qhacerconninos @QHacerConNinos
Madrid, pueblo a pueblo, con niños (XVII): Miraflores de la Sierra

A tan solo 49 kilómetros de la capital, al norte de la Comunidad y dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares se encuentra este bellísimo municipio, destino turístico -no solo de madrileños- desde el siglo XIX, aunque algunas villas residenciales de nobles se construyeron en la segunda mitad del siglo XVIII. Reúne todo para el ocio, el relax, el senderismo y los placeres gastronómicos. Cuenta con estupendas zonas de recreo, jardines, un entorno natural increíble (flora y fauna) y un reconocido patrimonio cultural.

La visita en familia merece más que la pena, y en cualquier época del año, por ser un excelente punto de partida para todo tipo de actividades en la naturaleza, rutas a pie, en bicicleta, rutas ornitológicas y parapente entre otras muchas.

Su origen y el afortunado cambio de nombre

Este pueblo de bonito y acertado nombre -dedicado desde sus orígenes a la ganadería, la huerta y las vides- no se llamó Miraflores de la Sierra desde su fundación. Porquerizas era el nombre original -mejor olvidarlo-. Hay dos leyendas que atribuyen el nuevo bautizo del lugar. Una de ellas apunta que fue durante el reinado de Alfonso X El Sabio (que ocupó el trono de 1252 a 1284 y que sí que contribuyó a su fundación como municipio) cuando cambió de nombre, heredándolo de la Cartuja de Miraflores. Pero parece más cierto que fue la reina Isabel Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV (que reinó de 1621 a 1640), quien admirada de la belleza del lugar y de las abundantes especies florales pronunció "¡Mira, flores!". Fue realmente entonces cuando se empezó a conocer como tal. Antes, en 1523, Carlos I le otorgó el rango de Villa.

Ya a principios del siglo XIX, el Ayuntamiento del pueblo, contrario a las tropas napoleónicas, estableció una zona de avituallamiento y descanso para los soldados españolas y de ahí partió su reconocimiento como albergue, primero para excursionistas y después para visitantes. Así, a finales del siglo XIX nacieron los primeros hoteles de la localidad y se fundó La Colonia, formada por éstos y por villas de veraneo. Muchos de esos palacetes, en los que la alta burguesía madrileña buscaba respirar 'aire puro' siguen en pie en ese lugar junto a las carreteras que llevan a las localidades de Canencia y Rascafría.

Un valorado y rico patrimonio

Madrid, pueblo a pueblo, con niños (XVII): Miraflores de la Sierra

En el casco urbano se encuentra una de las huellas más importantes de la villa, la Iglesia de de la Asunción de Nuestra Señora, cuya primera piedra se colocó en 1419. Hay documentos que se refieren a ella como una especie de fortaleza con portada gótica. Pero, tras varias reformas, lo único que se conserva de la original es la torre de planta cuadrada y una pila bautismal del siglo XV. Otro reconocido edificio es la ermita de uno de los patronos del pueblo, pero en realidad se conoce como Humilladero de San Blas (Miraflores contó con varias ermitas más) y está en el cruce entre Manzanares y El Paular. Todo apunta a que se construyó en el siglo XVII.

La Plaza del Álamo de Miraflores de la Sierra (foto portada) es otro lugar de diferente culto. El último de estos árboles de la localidad, el ulmus minor, murió en los años 80 del pasado siglo por una enfermedad que solo afecta a esta especie. Hasta 2017 parte del tronco fue una especie de monumento en el que se grabó un poema dedicado a él de Vicente Aleixandre -veraneante del municipio- y se mantuvo en la plaza que ahora lleva el nombre del Premio Nobel de Literatura. En el año arriba señalado se sustituyó -con polémica- por una representación en bronce.

La Fuente del Pino (que tuvo un abrevadero en el que los animales bebían agua del manantial), la Fuente Nueva (que fue lavadero de ropa), la Fuente del Borrico son otros emblemas de la localidad. Pero algo que llama especialmente la atención es la Gruta de Nuestra Señora de Begoña, a la entrada de la villa, fundada en 1952 por Julián Reyzabal y que, aunque es de carácter privado, es muy visitada.

Disfrute total de la naturaleza

Encinas, pinos, plantas aromáticas..., todo huele bien. Es algo que se puede comprobar en la conocida como Parada del Rey y que, en realidad, se debería denominar 'de la reina', porque fue en ese lugar, a los pies de La Najarra, en el camino real de la Morcuera en dirección al Monasterio de El Paular, donde, en un descanso, la reina Isabel de Borbón pronunció la frase arriba citada que cambió el nombre del pueblo.

El Área recreativa Fuente del Cura es un lugar que os gustará y en el disfrutaréis de una buena jornada con actividades al aire libre y con la contemplación, entre robles, de muchas aves. Está cerca de La Morcuera (en la carretera M-611). Lugar natural destacable es también la Finca de la Dehesilla, reconocida como Parque Natural y plagada de encinas en sus casi 40 hectáreas.

...y de la gastronomía

Madrid, pueblo a pueblo, con niños (XVII): Miraflores de la Sierra

Miraflores de la Sierra cuenta con inmejorables restaurantes para comer en familia y para que los peques disfruten tanto de la buena mesa como del entorno.

Uno de ellos -destacado por los eventos (bodas, comuniones...) para varios comensales en sus estupendos jardines o en el amplio restaurante- es la Finca Nuestra Señora del Rocío, que desde 1985 renueva su carta con excelentes propuestas. A las ricas carnes de la zona (lomo de vaca o solomillo a la parrilla, chuletas de cordero, steak tartar, carrillera de ibérico...) se une la calidad de sus pescados (bacalao a la riojana, lomos de corvina, pulpo a la parrilla, chipirones...). Y ambas cosas precedidas por entrantes para todos los gustos y edades (caña de lomo ibérico, gazpacho, salmorejo, ensaladilla, tabla de quesos, cecina de León, gambas a la plancha, calamares a la romana...) y coronadas por los postres (sorbetes de limón o de fresas, crepes con plátano y chocolate o kiwi y nata, tartas, brownies...).

Esta finca se encuentra en la calle Océano Atlántico (kilómetro 6,700 de la carretera de Miraflores a Guadalix, M-626). Teléfonos de reserva: 91 844 34 30 y 626 93 09 13.

Otra buena apuesta para comer en Miraflores de la Sierra es el Restaurante Llerja (calle Norte, 5). Destacan en su carta las verduras frescas y los arroces caldosos y paellas. Y, por supuesto, las carnes, de Guadarrama, las gallegas o el cordero de Segovia, y los pescados, mariscos y postres caseros. Teléfono: 91 844 37 86.


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