Este verano hemos tenido la suerte de disfrutar de una playa en Madrid, por fin, algo que llevamos años reclamando (unos más que otros). Me he acercado con el bañador y la pala para intentar disfrutar de ella pero me he encontrado con una cola tremenda y dos porteros de discoteca que hacían de filtro, para que solo unos muy pocos puedan disfrutar cuando unos muchos miraban con celos. Me he tenido que volver a casa sin haber podido pisar la arena…
Cabe destacar lo fácil que nos resulta ceder el espacio público para acciones comerciales, y lo poco que nos molestamos en reclamar lo que pertenece al imaginario colectivo de Madrid, una playa en condiciones y para todos. Este verano me he enterado que se va a quitar una vía de trafico importante de París para recuperar la ría gracias al éxito de la playa urbana que llevan organizando desde varios años. He aquí una actividad publica que consigue un cambio importante en el paisaje urbano sin violencia ni gritos, simplemente por intentar mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Las acciones en el espacio público deberían buscar aportar algo a los ciudadanos y no pedirles algo en cambio. Muchas empresas lo han entendido y si aprovechan la calle para colocar su marca, algunas lo hacen de forma discreta y poniendo hincapié en que el público se lleve una buena sensación.
Algunas repercusiones en medios convencionales y alternativos han tenido su efecto y han planteado la idoneidad de realizar acciones mediatizadas en el espacio público, sea por parte de colectivos (como nosotros dixit comentarios) o por agencias de comunicación. No se si he llegado a entender la relación entre estas dos formas de pensar las acciones, me parece evidente que los objetivos son muy diferentes.
Sabiendo que estamos en una época en la que las arcas municipales sufren mucho, es interesante buscar alternativas publico-privadas para financiar actividades que propician la participación de los ciudadanos, generar espacios de creación colectiva y favorecer los encuentros entre los ciudadanos y los propios vecinos.
Eso si, teniendo en cuenta que nunca se debe llegar a privatizar el espacio público con actividades excluyentes, como la que acabo de describir.