Revista Cultura y Ocio

Madurar es aprender

Publicado el 13 julio 2017 por Águeda Lorena García González @aguedlgg

Madurar es aprender

Madurar es aprender que la vida no es un menú que puedas elegir. El menú se ha servido sin comanda... No es bufet libre.

Madurar es entender que lo único que vale la pena aprovechar es el tiempo: Elige en qué vas a gastarlo y con quién vas a compartirlo.

Todos nos creemos muy listos, muy inteligentes y con los años, nos creemos mayores....

Ser mayor no es ser maduro.

No importa la edad que tengas si no usas tus experiencias para madurar, para aprender a valorar las cosas importantes. Si sigues pensando lo mismo que pensabas veinte años atrás, entonces ¿Qué has aprendido durante todos estos años? ¿De qué ha servido cada una de tus lágrimas o cada una de las sonrisas que hayas regalado?

La madurez no es otra cosa que asumir la vida con todas sus consecuencias, con sus batallas ganadas y también con sus derrotas.

El éxito... El éxito no es más que aprovechar cada día como si fuera el último y aprender a ser feliz con lo que te ha tocado, porque la verdad... A veces, no hay otra cosa.

La madurez te enseña a querer a otra persona, pero también te enseña a quererte a ti mismo, a ser egoísta en cierta medida porque tu experiencia te dice que "como yo me amo, nadie me amará".

Madurar es aprender

Cuando uno madura, aprecia las cosas buenas del amor y aprende a desprenderse de las cosas malas, tóxicas y negativas... Se nos supone expertos en relaciones y ya sabemos que "El amor es otra cosa", que el amor no mira ni el color de la piel, ni tu talla, ni tu peso... Que el amor maduro no busca el atractivo de fuera... El amor maduro busca la belleza que hay dentro.

Madurar es romper con todos tus prejuicios, porque las circunstancias personales te llevan a hacer cosas que nunca pensaste que podrías hacer, decir... Por lo tanto, Nunca digas nunca...

Madurar es aceptar los cambios

Pocos pueden decir que su vida va "según sus planes" y que nada se ha salido del guion establecido.

Realmente la vida que soñamos poco tiene que ver con la vida que vivimos. Ni los hijos serán como nosotros queremos que sean, ni las parejas serán como las soñamos, ni el trabajo será tan bueno como nos gustaría y los amigos no serán tan perfectos como nos hubiese gustado.

Madurar es aprender

Pero madurar, es vivir la vida asumiendo la "imperfección" como la tónica habitual. Realmente lo perfecto es un bien escaso y lo perfecto para ti, quizás siga resultando imperfecto para otro, por lo tanto... La imperfección en todas las circunstancias y momentos será algo que te tocará asumir y hay que aceptar que nada ni nadie es perfecto. Las imperfecciones de cada uno son lo que nos convierte en seres únicos, irrepetibles...

Madurar es ser responsable de ti mismo

Mientras somos inmaduros utilizamos cualquier excusa para deshacernos de la responsabilidad de nuestros actos, para no afrontar las consecuencias y no asumir que nuestras acciones siempre van a cambiar algo o a alguien.

Madurar es aprender

Ser maduro es hacerse cargo de uno mismo y aceptar nuestros defectos, nuestros errores y las consecuencias de las decisiones que hemos tomado.

Sabemos que muy pocas veces deciden por nosotros: Nosotros decidimos si queremos estar o no con alguien, si queremos o no aceptar un trabajo, si queremos ver o no a nuestra familia, si queremos estar alegres o tristes... Nosotros elegimos muchas más cosas de las que pensamos.

Ahora bien... La libertad no es gratis y todo tiene un precio. Por eso cuando eliges tienes que aceptar la moneda de cambio... La culpa no siempre será de otros y a veces cometerás errores que tendrás que asumir.

La madurez exige sacrificios

Efectivamente, no puedes aprobar un examen si antes no has estudiado, ni puedes correr una maratón sin haber entrenado... Pues la madurez es lo mismo. La madurez exige ciertas renuncias y sacrificios.

Cuando uno madura, tiene que desprenderse de ciertas "etiquetas" que nos hemos autoimpuesto. Nos etiquetamos para no cambiar, para evitar hacer esas cosas que no nos complacen o simplemente por la comodidad de no hacer ningún esfuerzo y evitar el cambio.

La madurez exige dejar de comportarse como un niño. Ya no puedes usar tu mal genio como si tuvieses 5 años y patalear... No puedes, ni debes decir lo primero que pienses... Los impulsos de la juventud han de volverse acciones controladas.

Madurar es controlar tus emociones. No puedes evitar tenerlas pero puedes elegir como mostrarlas. Tú sabes perfectamente lo que quieres que los demás vean en ti... Por lo tanto las personas maduras son aquellas que aprender a vivir en este mundo asumiendo que no siempre se gana, que nadie es perfecto y que hay que afrontar las cosas con control y con calma.

Madurar es aprender

Y no, no soy perfecta (tampoco me gustaría serlo) ni quizás sea todo lo madura que me gustaría ser... Y sí, me gustaría serlo.

Cuando maduras dejas de sufrir por las arrugas de tu cara, por las estrías de tu cuerpo, por las llamadas que no te han devuelto o por la ingratitud de muchos que no te valoraron y no te quisieron.

Es más, aprendes a sonreir a todos los que un día te hicieron llorar.

Dejas de buscarle explicación a todo, porque sabes que "es lo que te ha tocado" y la queja no va a solucionarlo... y aprendes a pedir perdón... Porque asumes tus errores y comprendes que muchas veces te has equivocado.

¿Qué si quiero madurar? ¡Pues claro!


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