Continuamos hoy con el escrito iniciado en Madurez y Adolescencia, terminando de matizar detalles sobre el rechazo, la inseguridad y etc. Parte de lo que voy a contar aquí lo he explicado en ciertos lugares ya, así que hagamos que confluyan esas ideas.
Terminamos el escrito anterior diciendo que los adolescentes tienden a dejarse llevar por las influencias de su grupo habitual y las presiones sociales; seguimos desde ahí.
En el proceso de autoafirmarse y descubrir su “yo”, los adolescentes suelen presentar reactancia psicológica. Una manera de rechazar cualquier cosa que perciben como un menoscabo de las libertades que quieren tomarse y “reclaman para sí mismos”. Prácticamente todos los adolescentes buscan “ser alguien genial”… Por lo que no es sencillo que acepte imposiciones externas que lo coharten.
Su reacción habitual: rechazo radical y conducta contraria a la que se espera por su parte, al sermonearle o imponerle un correctivo.
La mayor parte de la gente adolescente sufre de inseguridad en cierto grado (a menudo sin mostrarla). Todavía no ha fraguado bien su voluntad de futuro, ni tiene idea de sus planes y metas a largo plazo. Se supone que es en esa etapa cuando se descubren a sí mismos y organizan su vida de acuerdo a lo que descubran.
Esta reorganización definitiva causa que muchos tomen la que ya mencioné en ocasiones como “actitud camaleónica”, o lo que es lo mismo… De acuerdo al lugar donde están, se disfrazan de una cosa o de otra. (Nota: los camaleones varían el color de su piel según el entorno donde se encuentran). Esto puede deberse sobretodo al hecho de que busquen “no ser rechazados” y por ello toman la actitud que creen que no les llevará al rechazo por parte de los demás.
La necesidad de unos hábitos saludables se hace patente a estas alturas, cualquier actividad que exprima el potencial de la persona puede ser de gran beneficio para su desarrollo psicológico. Estas actividades varían entre el ejercicio físico y deporte, la expresión artística y musical, expresión oral y escrita…
Es interesante observar al adolescente y procurar que pueda probar y sacar impresiones sobre aquellas cosas que le interesen fuertemente, por su cuenta, para así darle la oportunidad de descubrir si realmente le gusta y le lleva a su máximo rendimiento. Es como se llega a una etapa donde se adquieren y organizan respuestas idóneas a determinadas situaciones que se presentarán a lo largo de la vida.
Otras, no obstante, no deben regirse por respuestas adquiridas en el pasado. Se puede caer en el grandísimo error del prejuicio negativo, por un error de semejanza aparente.
Por último, cabe mencionar que un buen desarrollo psicológico y un buen desarrollo interior… Llegan a estar fuertemente condicionados por las relaciones que mantenga la persona en esta etapa de su vida y durante el resto de la misma.
Hay que normalizar esas relaciones. Las personas deben aprender a hacer un uso justo de sus libertades, y por encima de ello el respeto. Principalmente, por sí mismos y especialmente por los demás. Es a estas alturas donde se aprende a responsabilizarse de la propia conducta, las consecuencias de los “actos arbitrarios”, y que quien siembra vientos recoge tempestades.
Por todo ello, hace falta que las personas adquieran una guía ética para sus vidas. El fallecido papa Juan Pablo II hablaba de cuatro virtudes éticas: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
- Prudencia: referido a controlar la impulsividad y aprender a ser paciente.
- Justicia: referido a una conducta adecuada y ajustada a la realidad.
- Fortaleza: desarrollar el pleno potencial, al servicio del bien común.
- Templanza: alcanzar un equilibrio entre las pulsiones (pasiones) y la racionalidad.
Y con todo esto dicho, ya puedo cerrar el escrito. Seguramente surjan cuestiones derivadas de éste, por lo cual… Dudas, sugerencias, aclaraciones, etc…
En los comentarios pueden ser planteadas.
Gracias por la lectura!
Kheldar