Nicolás Maduro, un mediocre que quiere alcanzar la presidencia apoyándose en el cadáver de Hugo Chávez, es un verdadero peligro para Vanezuela y el mundo. Su intensa mediocridad y su pobreza intelectual representan un evidente riesgo si alcanza la Presidencia de la República y logra liderar el movimiento bolivariano. Sus llantos, su culto baboso al líder muerto, sus amenazas a la oposición, mas propias de un sicario que de un estadista, y la última afirmación de que Hugo Chávez influyó en la elección del Papa... ¡desde el cielo!, son modelos de imbecilidad política a escala mundial.
Hugo Chavez podía gustar o no, pero era un auténtico líder que supo ganarse el cariño de millones de venezolanos y un claro reconocimiento internacional por su apuesta popular y por lo que su figura representaba de contrapunto para la vieja política venezolana corrupta de Carlos Andrés Pérez y otros sucios sátrapas del pasado, pero Maduro no es mas que un muñeco al servicio de los hermanos Castro, sin altura intelectual ni política, la llave que abrirá la puerta de todos los dramas y desastres para Venezuela y su pueblo.
Su personalidad lo delata. Es falso, llorón y débil, como suele ocurrir con los aduladores que siempre rodean a los dictadores. Hugo Chavez lo eligio como su segundo no por su inteligencia o capacidad de liderazgo, sino por su habilidad como adulador y por gozar de la plena confianza de la Cuba castrista, un régimen que no está dispuesto a que Venezuela camine hacia la independencia y la solvencia política en el futuro porque eso representaría el cese del petróleo gratis y de otras ventajas venezolanas.
Los venezolanos partidarios de Chávez corren el terribe riesgo de votar a Maduro creyendo que lo hacen por Chávez, cuando Maduro, por su naturaleza, es la peor opción para que el "chavismo" tenga futuro. Su falta de biografía, su débilidad como líder y su baja calidad política e intelectual casi garantizan un fracaso futuro para la llamada Revolución Bolivariana.