ASALIA VENEGAS S.
Todos los escenarios son posibles para esta esquizoide oposición, que está entre dos aguas. Los MCS casi vuelven locos a sus seguidores y HCR les manda mensajes contradictorios: “Todos a la calle a drenar la arrechera. Caceroleen una hora todas las noches. No, no, suspendan los cacerolazos, ahora pongan salsa. Pediremos reconteo de todo el proceso electoral ante el CNE. No, ahora decidimos impugnar ante el TSJ. No, no, mejor nos vamos por el mundo a denunciar a esta horrenda dictadura”. Olavarría fue premonitorio al describir a la oposición. Diez años después la cuestión empeoró. En este tiempo la oposición ha luchado contra la gigantesca figura del comandante Chávez. Lo descalificaron, tanto por su extracción social como por el color de su piel, le hacían burla, ironizaban con sus propuestas para el país y la integración en la región. No veían el ascendiente que fue obteniendo Chávez en el mundo. Toda la derecha de aquí y de allá, los poderes fácticos, el poder económico del hegemón siempre tuvieron en la mira a H. Chávez. Su figura y sus ideas se perdían de vista. Su visión revolucionaria, la solidaridad con los gobiernos emergentes de la región lo hacían temible. En la destrucción a la figura de Chávez todo le era vedado: sus discursos, su apego a los valores patrios y a nuestra idiosincrasia. Su respeto por la libertad e independencia. La desaparición física de H. Chávez ocasionó una conversión opositora y toda la jauría que lo adversó ahora lo venera. Admira su oratoria, su apego a la música y valores patrios. “Chávez era ameno, hablaba buenísimo, echaba chistes, sabía cantar, bailaba, declamaba. ¡Chávez es superinteligente y de una estatura!”. Y, agregan (horror): “Maduro no le llega ni por los tobillos, no sabe hablar, no sabe nada de historia, no ha estudiado, no tiene ninguna formación”. ¡Falsos! Las costuras delatan su aversión a todo lo que sea chavismo. Detestan in pectore tanto a Chávez como a Maduro. Que se guarden sus halagos al Presidente, sabemos de lo que son capaces. El propio Maduro ha dicho desde el principio que él no es Chávez, que defenderá su legado hasta la muerte y responderá al compromiso que Chávez delegó en él. Maduro está construyendo su propia historia. Por si no se han dado cuenta.Periodista / Profesora UCV