Muchas veces os he nombrado a la Maestra-Jedi, pero este es un blog que el realidad gira en torno a los padawanes, mis mellizos, a mi día a día con ellos, su crianza, y mis experiencias como padre. Es un blog de padre, de #papabloguero. Y hay ocasiones -muchas en realidad, aunque menos de las que debería- en las que pienso que esto es un poco injusto. Porque como también he dicho en más de una oportunidad, ella es el motor de todo esto: del blog, de mi día a día con los mellizos, su crianza, y mis experiencias como padre. El motor como digo, es ella, la maestra. Mi Maestra-Jedi.
Maestra en todo. Tengo muy claro que mi vida no sería la misma sin ella, pero esa es una perogrullada, por supuesto. Podría decir tantas cosas que me ha enseñado y me enseña, cada día. Me enseña a ser padre, y me enseña a ser hombre. Pero es mucho más que todo eso. Es el beso al sentarnos juntos a la mesa. Es ese whatsapp preguntando cómo estás, después de haber pasado una noche terrible de colecho forzoso. Y preguntando si los padawanes han entrado contentos en el cole esa mañana. Es decirle a Luke, o a Leia, que se ponga al otro lado, que ahí es donde se sienta papi, a su lado. Es hacer planes, preguntando o sin preguntar, pero siempre contando conmigo. Es rascarle la espalda, o el brazo, justo donde me señala, en vez de rascarse ella misma. Y a veces sin que haga falta que me señale. Es rascarle la espalda y el pelo durante media hora, o mas. El tiempo que haga falta. Es compartir el mismo espacio del sofá, la misma manta, la misma mesa camilla. Es muchas cosas, muchos detalles y huellas, de esas que no ves, pero sabes que están ahí. Y si no están, las buscas, las necesitas.
No voy a contar cómo es ella, las cosas de las que es capaz, todo lo que hace y todo lo que consigue. Ni lo buena madre que es, lo que la adoran nuestros pequeños, ni lo feliz que me hace a mí, ni lo trabajadora, graciosa, alegre, competente, deslumbrante e inteligente que es. Ni cómo brilla, cómo ilumina nuestra vida. Ni lo preciosa que es.
Sólo lo inmensamente afortunado que me siento, la inmensa suerte (por triplicado) que tengo. Y que ojalá consiga hacer que se sienta orgullosa. Que se sienta feliz, satisfecha y orgullosa de estar conmigo. [citado de aquí]
Maestra para todo. Capaz de hacer brillar nuestras caras, las de los pequeños y la mía. Capaz de dar color a cualquier tarde gris. Me enseñó a dejarles comer como quieran, me enseña a tener , a intentar no gritar. Me enseñó a que no hace falta jugar a poli bueno poli malo. A peinar a la pequeña Leia. A cantarles una nana, heredada de su infancia. Y ya no quieren escuchar otra que no sea "La feria, teo tin, teo tan...". Me enseñó que a veces basta un impulso para vivir en otro lugar, una nueva casa, y que los miedos no le llevan a uno a ninguna parte. Me enseñó a viajar. Y que viajar es un regalo que atesoras, una aventura que hay que vivir. Volvería con ella a donde fuera, a Japón, al desierto, a la Luna.
Pero tiene que ser con ella.
Muchas veces hablo de mis pequeños padawanes, pero yo también sigo aprendiendo, también soy un padawan, adiestrándome. Y no encuentro una mejor Maestra-Jedi.