Revista Arquitectura
En dos entradas anteriores ya he comentado los otros volúmenes de arquia/maestros, los dedicados a Oriol Bohigas y Rafael Moneo, editados por la Fundación Caja de Arquitectos. El último de esta serie por ahora es el de Juan Navarro Baldeweg que sigue el mismo esquema y es tan interesante como los anteriores. En el anterior comentario prometí escribir lo que opinaba sobre esta colección y, aunque no me apetece, creo que se debe hacer. No se puede, ni debe, separarse el contenido de la forma, pero he de decir que, teniendo en cuenta el primero, las tres entrevistas son estupendas, se nota que los arquitectos están relajados y a gusto, y por eso cuentan sus experiencias con fluidez. En cuanto a la forma, a lo cinematográfico de los documentales, lamentándolo, no puedo decir lo mismo. El director y guionista de la colección, Luis Fernández-Galiano, contó que partió de varias premisas, una la entrevista se haría siempre en el mismo lugar, en el mismo plató, con igual estructura de pausas y las imágenes que aparecieran no podían ser en movimiento, serían sólo fotografías y de la época en que se construyeron las edificaciones; contando con esta idea, se podría haber hecho algo mejor, el problema principal es que los directores sufren la misma "enfermedad" que otros en la actualidad, una especie de "mal de San Vito" que les obliga a estar moviendo la cámara y cambiando de plano a una velocidad abrumadora, como si el espectador actual no aguantase un plano fijo que durase más de unos pocos segundos, los movimientos de grúa y los travellings se suceden sin razón alguna, los planos del entrevistado se mezclan con los del entrevistador, incluso cuando está hablando el primero y sin aportar nada a lo que cuenta el correspondiente maestro, de hecho, Fernández-Galiano contó que quería está siempre en segundo plano; pero siendo todo esto terrible, aún peor es el uso de la gran pantalla que está detrás de los arquitectos, donde van apareciendo fragmentos de las fotografías de los edificios y entre ellas, como si el espectador fuera un niño de párvulos al que hay que entretener, se va viendo una línea que avanza dibujando figuras abstractas. Es una lástima que con tan buen material humano, se haya hecho algo tan penoso, aunque afortunadamente quede en segundo término frente al interés de los entrevistados. Como anécdota hay que decir que si el espectador quiere conocer los nombres de los directores, realizadora y director de fotografía de los documentales, no debe esperar a que éste acabe para leerlos en los títulos de crédito finales -eso sí, allí podrá saber quienes son los patronos de la fundación-, si quiere atribuir responsabilidades a quienes han perpetrado este vídeo, deben buscar sus nombres al final del libreto que acompaña al DVD. Esperemos que en la próxima serie de arquia/maestros se mantengan la cordura y la calma necesarias para degustar las opiniones de los maestros.