La semana pasada estuve en Madrid invitado por la Fundación Caja de Arquitectos, de la que tanto he hablado en este blog por sus ediciones de documentales, para asistir a la presentación de su nueva colección titulada arquia/maestros.
El acto se celebró en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y creo que fue un acontecimiento histórico en el que todos recordaremos cómo vimos sentados sobre el estrado académico a Juan Navarro Baldeweg, Rafael Moneo y Oriol Bohigas, protagonistas de los tres primeros DVD, junto a Luis Fernández-Galiano, director de la colección y quien los entrevista, el guionista según los títulos de crédito que aparecen en el libreto. Un libreto que compaña al DVD y donde Luis también escribe un texto y en este primer número, dedicado a Bohigas, hay además un artículo suyo publicado en El País en 1996 sobre las memorias de Bohigas.
Cuando estaba empezando mi carrera asistí a una conferencia de un arrollador Bohigas que me influyó y de la que aún, muchos años después, recuerdo alguna de sus reflexiones. No creo que se pueda decir algo nuevo sobre él, pero aún conociendo su trabajo y su vida -él mismo se ha preocupado en divulgarla en tres libros de memorias- toda la entrevista es estupenda, Oriol siempre fue polémico y ahora, desde la perspectiva de su edad, vestido con pantalones amarillos y calcetines de rayas y con una Moleskine a mano, dice muchas cosas sensatas y más actuales que muchos jóvenes arquitectos.
Eligiendo algo de lo que dice, recojo dos de sus ideas, la primera sobre el compromiso de los arquitectos: "es bastante importante publicar y explicar ideas propias sobre la marcha de la arquitectura y el urbanismo en la propia ciudad. Yo creo que supone una obligación que los arquitectos escriban o pronuncien conferencias en este sentido de referencia local"; y la segunda respecto a la situación actual y las nuevas leyes que se preparan: "siempre me repugnan un poco los arquitectos que reaccionan o reaccionamos quizás, en defensa de una profesión cuando en realidad los primeros que han mordido contra su profesión y la han debilitado, son una gran cantidad de arquitectos, no me refiero a los arquitectos gloriosos o triunfantes, que al fin y al cabo han hecho algunas labores positivas, sino al arquitecto adocenado, el arquitecto que no aporta ninguna idea, el arquitecto que hace el trabajo que le dicta el propietario o el aparejador del propietario, esos arquitectos que no comprenden que hacer una arquitectura bien o mal, mejor o peor, es hacer un servicio social de una envergadura bastante importante y hay una responsabilidad en el fondo, podríamos decir, incluso criminal". Más claro imposible. Mientras se escucha a Oriol Bohigas, es imposible dejar de recordar a muchos "compañeros" que ahora se quejan, cuando antes contribuyeron al desprestigio de su propia profesión.