La Comunidad de Madrid le ha pedido al gobierno de Rajoy que se permita que todos los titulados universitarios puedan trabajar como profesores, preparándose para enseñar como los MIR en medicina, lo que ha provocado una durísima reacción de los sindicatos de maestros, que rechazan esta “invasión” y amenazan con más “Mareas Verdes”.
Uno de los males históricos de la humanidad es el corporativismo, nacido para proteger las castas profesionales, los gremios por oficios, de uno de los cuales, el de albañiles, creó la masonería.
Trataban de mejorar las técnicas de trabajo y su remuneración. Antes, sólo aceptaban a los mejores trabajadores.
Sus ideales inspiraron los sindicatos posteriores, que acabaron integrando vagos e incompetentes, a los que con asiduidad eligen como dirigentes.
Los sindicatos de maestros madrileños se negaban a que sus afiliados fueran evaluados por organismos neutrales.
Lógico: como se comprobó luego, el 86 por ciento de los interinos aspirantes a plazas de profesores no pasó pruebas con preguntas que debía responder un alumno de 12 años.
Muchos eran semianalfabetos que llevaban quinquenios dando clases. Exigían que valiera más su veteranía estupidizando al alumnado que sus conocimientos como valor para ser contratados.
Finalmente, la “dictadura fascista y neoliberal” consiguió imponer los conocimientos por encima de los años de experiencia maleante. Los reaccionarios progresís declaran "fascista y neoliberal", un oxómoron, la laboriosidad.
Ahora, los alumnos han comenzado a destacar: Madrid está ya 30 puntos por encima de la media española en las pruebas PISA, supera en 10 a la UE, en 7 a la OCDE, y tiene proporcionalmente más alumnos de excelencia que la OCDE, EEUU, Francia o Italia.
El secreto, como se comprueba en Finlandia, número uno mundial en enseñanza, consiste en contratar los mejores profesores, sean maestros o licenciados en cualquier materia.
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SALAS