PUERTAS
Como no supe de dónde la vida
ante ella me excusé por un instante.
Sorprendida la muerte, dijo al verme:
Las desapariciones momentáneas
son en la puerta de al lado de aquella.
Hasta allí me llegué, y pensé en llamar.
Pero aún esperé saber qué decir.
La noche llegó como un adjetivo,
y hasta las diez y diez me acompañó.
Ya era de día, y entré sin llamar.
Recibí un bofetón y un rapapolvo.
No fue mi madre. De nuevo; la vida.
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SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDÉ
Fui yo dejando la memoria abierta
como el que deja migas
por descuido,
en ciertas calles
desnudas
de hogar.
Allí,
confeso el olvido
de amor,
se vació los bolsillos
y huesos
devoraron los perros
de Mo Yang.
Maeve Ratón en Los peces del duelo (Ediciones Evohé, 2016).