Revista Viajes

Maggie Dickson, condenada a la horca

Por Belilo @BeatrizLizana

Juguemos a que te llamas Maggie Dickson. Te voy a contar la historia de tu vida:

“Naciste hace más de 300 años en Edimburgo. Creciste en una familia de pescadores y por eso desde bien pequeña te dedicaste a vender pescado en el mercado de la ciudad. Tus días pasaban uno tras otro un tanto aburridos, aunque el día que había ahorcamientos en el Grassmarket te lo pasabas en grande escondiéndote entre el gentío e insultando y escupiendo al ahorcado, disfrutando de ello como todo el mundo hacía.

El día que cumpliste 14 años tu madre te vendió a un hombre para que te casaras con él, a ti no te gustaba nada aquel baboso pero lo aceptaste…así era tu vida en el 1720

Maggie Dickson, condenada a la horca

Plaza de Grass Market

Estuviste casada con un ser despreciable que lo mejor que pudo hacer fue abandonarte a los tres años. Pero claro, tú no podías quedarte en la ciudad  porque una mujer abandonada nunca podría rehacer su vida; así que decidiste mudarte a otro pueblo donde empezar de nuevo. Y te fue bien, porque encontraste trabajo en una posada. La dueña de la posada tenía un hijo muy apuesto del que te enamoraste perdidamente… y él de ti.

Un día te diste cuenta de que estabas embarazada, ¡tenías que esconder que esperabas un hijo! Si se enterara alguien te tratarían de adúltera y te quedarías sin trabajo. Conseguiste disimular bien el embarazo, y en el séptimo mes te escondiste en el bosque para dar a luz a un bebé que nació muerto. ¿Qué podías hacer? Cogiste a tu bebé en brazos y te dirigiste a la orilla del río para que la corriente se llevara el cuerpo. No lo hiciste, porque un hombre a caballo te detuvo.

Te llevaron a juicio. ¿La causa? No te condenaron por cometer adulterio (tu marido te abandonó pero seguías casada), ni si quiera porque ellos pensaran que tú habías matado al bebé. Te condenaron a la horca por ocultamiento de embarazo. 

Maggie Dickson, condenada a la horca

¿Ves la piedra a la derecha? Ahí estaba la horca de Grassmarket

Allí estabas, colgada de la horca de Grassmarket, esperando a que empujasen el taburete que en aquel momento aún te sostenía. Lo siguiente que recuerdas es despertarte en un ataúd. No habías muerto porque no se te había roto la columna vertebral, y la falta de oxígeno tan sólo te hizo caer inconsciente durante un rato. 

Hubo quienes quisieron volver a colgarte, pero la ley decía que no se podía juzgar a una persona dos veces por el mismo delito. Así te salvaste de morir en la horca y pasaste a ser la condenada más famosa de Edimburgo. Dicen que cuando había algún nuevo condenado, tú gritabas desde el gentío: ¡Que no es para tanto! 

Maggie Dickson, condenada a la horca

En el honor de Maggie Dickson, la medio colgada

Y por eso el bar de en frente de la horca, 300 años más tarde, se llama Maggie Dickson. En honor a Maggie “la medio-colgada”.

También dicen que fue a raíz de esta leyenda que se modificó la ley. En los juicios la frase “¡Quedas condenado a la horca!” se modificó por la de “¡Quedas condenado a la horca, hasta la muerte!”

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