Quizás nuestro sentido de magia podría ser nuestra sensación de que existen mundos más allá de nuestra imaginación, más allá de lo conocido. Parece que es inagotable esta capacidad de maravillarse en los niños y que esta ligada a la curiosidad. Cuando los niños juegan, los niños experimentan con el mundo y utilizan los resultados de esos experimentos para cambiar lo que piensan de los objetos y de sí mismos. Aprendemos así esa particular combinación de creencias, deseos y sentimientos, rasgos de personalidad, motivaciones e intereses. Pero también las reglas que nos rodean, las convenciones arbitrarias como principios morales.
En fin, ser maestra de educación infantil es tener la fortuna presenciar estos procesos que se reflejan en cara de asombro. Estuvimos haciendo copos de nieve sin parar, era magia decían los niños el recortar y doblar papel se convirtió en un ejercicio lleno de sorpresas. Con los trozos de papel sobrantes surgió una escultura que a modo de un mecano, iban enrollando papel los niños de clase y colocando con suavidad y estrategia para crear un laberinto luminoso. A mi me sorprendió la capacidad y persistencia de los niños en colocar cada pieza sin pegamento alguno sobre cada una de las fuentes de luz que previamente se había dispuesto a agujerar en cartón. Yo les puse la luz el resto la imaginación.
Escultura realizada por niños de cuatro años en ed. infantil