Si entendemos que tenemos un cuerpo físico, un cuerpo mental y un cuerpo astral y que ellos están estrechamente ligados, comprenderemos que existen puertas que conectan unos con los otros y que estas puertas están en nosotros siendo posible abrirlas y cerrarlas.
Para esas interconexiones existen el antiguo arte de invocar y controlar mediante determinadas formulas: la magia ceremonial.
El Antiguo Egipto, proporciono un gran crisol de saber y fue el punto de nacimiento de numerosas artes y ciencias, ambiente que propició la experimentación mágica. Permítasenos un inciso, si bien la magia ceremonial ha sido vapuleada por las grandes religiones y las escuelas falsas de magia, no es necesariamente tan mala y oscura como se nos plantea en el acervo cultural adquirido.
La magia ceremonial, pese a nacer en el Antiguo Egipto, tuvo su momento de expansión en los magos seguidores de la mística antigua y mágica del rey Salomón, llegando a su cenit con la publicación del Sefer Yetzirah.
Sin embargo en GFB opinamos que el trascendentalismo y las ulteriores formas de magia no son mas que simples callejones sin salida, hechicería y conjuros que no tienen más andadura que los estrechos y oscuros caminos de quienes abandonan el camino recto de la filosofía y la comprensión de las artes naturales y que siempre serán victimas de la imprudencia.
Recordemos¿Qué fue de estupendos esoteristas como Lévi o Apolonio de Tiana cuando se mezclaron con la hechicería?.
Pero si existe la magia ceremonial y si es lícita y útil, siempre que mantengamos las leyes inmutables que la definen.
- Primera ley: El universo invisible tiene una contrapartida visible.
- Segunda ley: El buen fin de la magia depende de la intención.
- Tercera ley: El mago tiene el control y solo el control valida la magia.
- Cuarta ley: La magia actúa tanto en el mago como en el destino.