Magia con Sombrero

Historias para leer con Sombrero

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¿Se imaginan un Sombrero capaz de guardar todas nuestras posesiones? Tendría que ser uno con la copa muy grande. ¿Y si además tuviera la posibilidad de hacer desaparecer aquello que no nos gusta?… Se me ocurren cientos de cosas que arrojaría dentro, quizás hasta enviaría algún personaje de cabeza dentro de él. En las Sombrererías tenemos cientos de modelos, cada uno con sus características, especiales, todos diferentes pero ninguno capaz de albergar en su interior tantas y tantas cosas.
Si alguien sabe de guardar cosas en un Sombrero, es, sin duda, un mago. Capaz de guardar: conejos, peces, pañuelos y naipes, cientos y cientos de naipes. Por mucho que miro dentro de nuestras chisteras, nunca he encontrado nada interesante en ellas, y eso que dentro de un Sombrero usado puedes encontrar muchas cosas… sobre todo cuando llevan mucho tiempo guardados.
Hoy les presentamos el relato enviado por Ramón Caramazana Ramos, otro de los finalistas de la IV Edición del Concurso de Microrrelatos “Cuentos y Sombreros” organizado por Sombrerería Albiñana, titulado “El Mago”.

Seguía en la mesa, recogiendo; el joven miraba. La varita, al bolsillo de la chaqueta; un montón de pañuelos, doblados hasta convertirse en un sello. Cerró el maletín. Apartó con esmera la chistera, impecable, umbrátil. Cogió la baraja.
– Fíjate bien – le dijo, mostrando los naipes en alto.
Los pasó, uno a uno, a la otra mano. Sonrió. Miró la baraja y la chistera.
– ¿Pruebas?
Alojó los naipes en la concavidad de la mano y los arrojó, en parábola, a la chistera. Él miró, con ansia; habían desaparecido. Cuando preguntó, sólo le indicó que mirara la henchida chistera. Estaban las cartas, y todo lo que sacaba de la chistera en sus actuaciones. Conejos, palomas, personas, espíritus, entes correosos, fuegos, almas, inmensidad… El joven se inclinó al vacío, contra su voluntad. El ilusionista murmuró.
Sonó un graznido, y fue arrastrado al abismo.

El mago se puso la chistera, sonriendo.

Ramón Caramazana Ramos