Revista Cine
Existen talentos que debería estar prohibido tener al mismo tiempo. No se puede ser muy guapo y muy listo, por ejemplo. Si eres muy guapo, no te deberían dejar entrar al Museo de El Prado. No vaya a ser que aprendas algo y nos dejes a todos automáticamente fuera de juego.
Carlos Vermut (Carlos López del Rey, su apellido artístico apareció a los dieciséis años como pseudónimo en un cómic) no es guapo. Que no digo que no sea atractivo, guay, fetén, o majo. Pero guapo, guapo no es. Es algo "gordete", con cara pálida (en San Sebastián era un pálido de enfermedad chunga), entradas, ojos muy claros y sempiternas ojeras.
Pero el tío tiene talento. Así que da igual. Porque como decía Woody Allen (¿qué no ha dicho este hombre que encaje en cualquier tópico?):
"Soy lo suficientemente feo y lo suficientemente bajo como para triunfar por mi mismo"
En Magical Girl, su segunda película, el talento se demuestra en lo claro de su concepto, en lo cuidado de su origen. Es tan evidente la preparación con la que como director y guionista se ha propuesto este proyecto, que da gusto oírle o leerle en una entrevista, ver que tiene todos los cabos atados. Y así, su película resulta lo que resulta: un sencillo entramado de pocos personajes que sirve como esqueleto para que se asiente otro tipo de narrativa, de lo escondido, de lo alegórico y de la libre interpretación del espectador.
Y es que Vermut parece querer continuar lo propuesto por esa serie de directores como Buñuel, Gilliam o Kubrick, que se preocupan genuinamente por el espectador. Quieren que se complique, que piense, que sus películas les aporten algo. No son Spielberg, no son Alberto Rodríguez (al que menciono porque hay que empezar a mencionar a nuevos directores dentro de desvaríos teóricos o siempre estaremos hablando de lo mismo), no son directores que aunque brillantes y quizá, mucho más eficaces, nos hacen abandonar la sala con las respuestas en el reverso de la entrada.
Volviendo al tema de la fealdad (¿cuándo se ha transformado esta entrada en un artículo del ¡Hola!?), es fácil relacionar a Vermut con muchos otros feos talentosos que pueblan redes sociales, cine y televisión: los chanantes, Vengamonjas, Carlo Padial, Miguel Noguera... Tal vez un día empecemos a celebrar a estos feos, les invitemos a galas y ceremonias no solo para entregar premios y descubramos que los guapos nos aburren, física y mentalmente.
En una frase: vale la pena ver Magical Girl por aprender algo. El "qué" depende de ustedes.