No perderse un pequeño detalle, que visto desde
el final del largometraje, es una llave para entender la obsesión del profesor: La última pieza del rompecabezas.Revista Cultura y Ocio
Al saber el título de esta producción cinematográfica, me surgieron infinidad de dudas. El poderío en la trama y el armado minucioso del rompecabezas, les fueron disipando dulcemente. Es apenas el segundo largometraje del director español Carlos Vermut, quien además es historietista. Fue estrenada en octubre del 2014 y logró la nominación al Premio Goya como mejor escritor y director por Magical Girl.El nudo de este filme, es perfectamente trazado en los primeros minutos en pantalla. El profesor Damian (José Sacristán) es intimidado en clase por una pequeña de doce años, quién no se separaría de su vida hasta el final. El personaje homónimo que interpreta la madrileña Bárbara Lennie, es enigmático y de auto flagelación constante, a pesar de estar casada con un psiquiatra, es visible su descontrol emocional. El Premio Goya a mejor actriz le fue entregado por este papel. A ella le conocemos de La piel que habito, dirigida por Pedro Almodovar. La historia de Bárbara se entrelaza de manera incidental con Luis (Luis Bermejo), un profesor en paro que sobrelleva el desempleo vendiendo libros por kilo para resistir la difícil situación económica que azota su país. Su único motor de vida es su hija Alicia (Lucía Pollán), quien es diagnosticada con Leucemia, y aunque la historia no lo revela, el sentimiento es de desahucio total.La necesidad económica, el desequilibrio mental y el chantaje, llevan al desenlace poco previsible de esta trama inusual. Cuando uno escucha la palabra suspenso, imagina otro tipo de construcciones cinematográficas, Magic Girl tiene un estilo sui generis y nos adentra magistralmente en la inercia del relato.La fotografía es detallada, nos muestra una España actual, dan ganas de beberse una caña en el bar de la esquina. El vestuario es cuidado y las locaciones mantienen una pulcritud envidiable. En general, se disfrutan los 127 minutos de expectativa ibérica.