El líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, pretende pasar a mejor vida sin el apelativo de vendido. A sus 81 años y tras doce años en el poder, ha usado el aniversario de la muerte de El Rais para retar a Israel. Abás lo ha dejado claro, mientras que el viva no habrá paz. Pero en la misión de promover una propaganda barata para convertirse en un icono en vez de velar por la causa palestina, le ha salido el tiro por la culata.
Al parecer, mientras Vladimir Putin trataba de organizar una ronda de negociaciones entre Benjamin Netanyahu y Mahmud Abás, se ha filtrado un documento que señala al presidente palestino como ex agente del KGB en Damasco. Un retorno a la antigua conspiración en que Yasser Arafat era un egipcio introducido en los territorios palestinos por la URSS para liderar uno de los bandos de la Guerra Fría vivida en Oriente Próximo. Los viejos fantasmas reaparecen. Mientras Abás finge legitimar la lucha de un pueblo casi apátrida, salen las dos caras ocultas de una vieja batalla entre Rusia y Estados Unidos.