El primero de los libros mencionados fue impreso en 1922 en Berlín y se titulaba Maiakovski. Para Voz. El dibujante Eli Lisitski, dijo:
Este libro estaba destinado para un declamador. Para que éste encontrara cuanto antes la poesía que iba a declamar se me ocurrió la idea de aplicar el principio del registro normal, es decir, hacer un alfabeto. Maiakovski lo aprobó. El cajista era alemán. Componía mecánicamente. Yo hacía la maqueta para cada página. El cajista creía que estábamos locos. Durante el trabajo toda la administración de la imprenta y el cajista se entusiasmaron por este libro tan extraordinario y, conjeturando que a tan original presentación debía corresponder un contenido igual de original e igual de insólito, pedían que les fuera traduciendo. Y yo les traducía y les leía los versos de Maiakovski.Este libro de pequeño tamaño con el recorte a modo de registro de guía alfabética, señalando cada verso, era realmente insólito. Compuesto sólo con medios de la caja tipográfica resultó saturado de expresivos signos-imágenes. Gruesos filetes, algunas letras y otros signos tipográficos se convirtieron en material para construcciones gráficas precisas, organizando de un modo nuevo la superficie de las planchas. Lisitski simplificó la plástica de la composición, prefiriendo tipos de configuración sencilla y caracteres grotescos uniformes por su color y carentes de detalles decorativos. Precisamente desde esa época, esos caracteres, hace mucho tiempo inventados y que se utilizaban en la impresión de carteles, adquirieron una nueva expresión violentamente pronunciada.
Algunas letras grandes Lisitski las construía él mismo de cortes de líneas en negrilla que no formaban una línea ininterrumpida, sino que demostraban el caracter combinado del tipo. Los renglones de los títulos se colocaban ora en diagonal, ora verticalmente. De las letras y las líneas se estructuraban imágenes lacónicas, pictogramas, un barquito, una figura humana, un ancla. Los símbolos expresaban no sólo el argumento, sino el ritmo marcado de Maiakovski. En uno y otro sitio el dibujante destacaba en el texto las repeticiones y las variaciones sonoras, transformándolas en ingeniosos esquemas de letras. Todo esto se convertía en una ilustración fonética de la estructura de los versos.
Yury Gerchuk.
Historiador del Arte. Autor de un incontable número de monografías, artículos y manuales sobre la teoría y la historia del arte