En julio del 2000 un comando de ETA mata de un disparo a Juan María Jáuregui. Maixabel, su mujer y compañera, intenta rehacer su vida cuando once años después recibe una insólita petición: uno de los asesinos de su marido quiere entrevistarse con ella.
Historia complicada de llevar a la gran pantalla por la complejidad de lo que cuenta. Pero Icíar Bollaín consigue acertar con la forma de contarnos la decisión de Maixabel de enfrentarse cara a cara con las personas que cambiaron su vida y la convirtieron en esta Maixabel.
La película comienza poniéndonos en antecedentes para conocer a todos los implicados en esta historia y como el paso de los años y lo que en ellos va sucediendo les va cambiando. En el caso de los que asesinaron a Juan María a reunirse cara a cara con Maixabel.
Interpretaciones poderosas y eficaces las de Blanca Portillo, Luis Tosar y Urko Olazabal. La naturalidad y honestidad que se alcanza en las entrevistas es soberbia.
La película es emocionante sin buscar la lágrima fácil. Y se agradece esta contención que la hace más emotiva aún.