Revista Cine

Majuela cinéfila 8. fantasia

Publicado el 09 febrero 2014 por Ganarseunacre @ganarseunacre
MAJUELA CINÉFILA 8. FANTASIA
Leopold Stokowski y la Orquesta Sinfónica de Filadelfia ocupan sus respectivos lugares, mientras un narrador distingue entre los distintos tipos de música: la música que narra una historia, la que dibuja un cuadro y la «música pura», cuya existencia se justifica por sí misma. Esta última es ilustrada por la Tocata y Fuga de Bach, a la que seguirá una versión bailada de la Suite del Cascanueces de Tchaikovsky. Aparece luego Mickey Mouse, representando El Aprendiz de brujo de Dukas y, a continuación, el ciclo del nacimiento y la regeneración de la tierra sirve para ilustrar La consagración de la primavera de Stravinsky. Ninfas y centauros escenifican la Sinfonía Pastoral de Beethoven, y un ballet interpreta La danza de las horas de Ponchielli. Finalmente, tras el Dios Negro de la Noche en el monte pelado de Mussorgsky, llega la serenidad del Ave Maria.

A lo largo de la década de los treinta, los negocios de Walt Disney crecieron de tal manera que su empresa pasó de ser una pequeña productora a convertirse en un importante complejo de estudios, capaces de crear el primer largometraje de dibujos animados de la historia del cine, Blancanieves y los siete enanitos (1937). No obstante, ese mismo año, Disney andaba también a la búsqueda de un nuevo espectáculo que restableciera la preeminencia de su personaje favorito, Mickey Mouse, eclipsado en los últimos tiempos por la creciente popularidad de un pato llamado Donald. Para ello se puso en contacto con el célebre director de orquesta Leopold Stokowski, con la idea de presentar al roedor más famoso de Norteamérica en una escenificación en dibujos animados del cuento orquestal de Dukas, El aprendiz de brujo. Cuando los trabajos se prolongaron hasta bien entrado el año 1938, Disney comenzó a concebir el proyecto de realizar un concierto completo, en el que se visualizaran algunas de las piezas clásicas más conocidas, y de resultas de ello nació Fantasía. Aunque no consigue evitar del todo una cierta vulgarización de la música, la película se aleja del antropomorfismo gráfico —llegando incluso a optar por la abstracción pura en algunas ocasiones (caso de la «Tocata y Fuga» de Bach)—y ejerció una notable influencia estilística en obras posteriores. En general, algunas partes están bastante más logradas que otras; así, por ejemplo, el bullicioso bestiario de «La danza de las horas» de Ponchielli posee mucho más encanto que la religiosidad de postal del «Ave María» de Schubert. Con todo, el compromiso de Disney con el objetivo de ampliar las posibilidades del medio es innegable, y el desarrollo del prohibitivo sistema de altavoces múltiples, Fantasound, constituyó un temprano precursor de la grabación en estéreo, a pesar de lo cual, las posibilidades del mismo tan sólo se pudieron apreciar plenamente cuando se pasó la película al sistema Dolby digital, durante el proceso de restauración que se llevó a cabo para reeditarla con motivo de su 50 aniversario.
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