En el tercer día del taller “Arte y cultura escrita” de la RIDEF Oaxaca 2024, nos sumergimos en un universo de colores y emociones. Comenzamos con la evocadora historia de "Mal aire", un relato de la tradición oral de Santiago Tilantongo, recogido y adaptado por Omar Cristiam Santos. Este cuento nos sirvió de guía mientras transformábamos nuestras ilustraciones previas en vibrantes paisajes visuales. Entre risas, bromas y el suave acompañamiento de la música, los pinceles danzaron sobre el papel con una elegancia propia.
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Algunos trazos eran firmes y decididos, otros fluidos y sutiles, cada uno reflejando la personalidad única de su creador. Con cada mezcla de rojo, azul y amarillo, y con el nacimiento de verdes, marrones y violetas, nuestros lienzos cobraron vida, creando una atmósfera visual que antes solo existía en nuestras mentes. Cada obra se convirtió en una ventana a nuestra esencia, un acto de magia que convirtió los espacios en blanco y grises en vibrantes reflejos del corazón.
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Célestin Freinet nos recordó que “El arte es una forma de descubrir la verdad que las palabras no pueden alcanzar.” A través de este proceso, nos conocimos más profundamente, uniendo arte, escritura y conversación en un diálogo sincero. Estamos en la recta final, a punto de llevar nuestras historias al kamishibai. Como dijo Freinet, “La escuela debe ser el taller de la libertad creativa,” y en este taller, esa libertad se manifestó en cada trazo y color. Estamos listos para compartir la magia que llevamos dentro y ver cómo nuestras creaciones encuentran su voz en el escenario del kamishibai. “Cada niño es un artista, y la escuela debe ayudar a que esa creatividad florezca,” decía Freinet, y hoy, esa creatividad ha florecido en toda su esplendor.