Revista Cultura y Ocio

mala puntería

Por Aceituno

Detalles de la gran ciudad, pequeños recortes que no existirían de no ser porque alguien los captura con una cámara de fotos y los inmortaliza. Son fragmentos inconexos cuyo único punto en común es que se trata de Madrid, ni más ni menos. Bueno y también que es el punto de vista de una misma persona, porque en definitiva de eso se trata, de posicionarse y aportar una mirada personal, lo más sincera y original posible, una mirada que sirva para que los demás piensen o sientan algo. Al menos ese es mi objetivo.

A veces me gusta considerarme a mí mismo como un “artista” y en ese sentido estas fotografías serían parte de mi obra. Me gusta pensar que hay alguien que las mira detenidamente y capta algún detalle que le llama la atención o que, de un rápido vistazo, se siente sobrecogido, o en paz, o inquieto… también me gusta imaginar que alguien tiene una idea al ver mis imágenes, una idea que termina por madurar y se convierte en obra, en pintura por ejemplo, o en un relato tal vez. Eso sería lo máximo porque a todos los artistas nos mueve el deseo de trascender, así que ver como una idea mía sirve de trampolín para otras ideas sería más que trascender, sería trascender pero a la vez evolucionando, creando a partir de la creación. Una hermosa y complicada pirueta.

La gracia no es el “qué” muestran las imágenes sino el “cómo” lo muestran. Si fuera por los “qués” ya estaría todo más que hecho, pero por suerte hay muchísimos “cómos”, tantos como seres humanos quieran intentarlo, porque cada punto de vista es único e irrepetible. Si le damos una cámara de fotos a mil personas obtendremos mil imágenes diferentes de esa señal de tráfico pegada a la farola o de ese audi negro. Claro que el hecho de que una imagen sea diferente no implica que sea bella o que tenga impacto visual, eso ya son palabras mayores. Por ahora me conformo con que sea original porque es la única forma de que despierte otra idea en alguien. A nadie se le ocurren ideas cuando ve algo que ya ha visto. Es necesaria la novedad, la sorpresa incluso para que se produzca ese chispazo en el alma y surja el germen de la idea.

Apunto alto, tengo munición y tengo voluntad. Lo malo es que tengo mala puntería.


mala puntería


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