Tengo un amigo yo que impresiona cuando le oyes hablar por teléfono con los comerciales que aciertan a llamarle. Los despacha en doce segundos sin dejarles prácticamente hablar. Eso no va conmigo, pero lo que yo hago tampoco creo que sea mejor.El otro día al salir del metro me abordó una chica vestida con el peto de una ONG; una de estas personas que te ofrecen asociarte a algún organismo internacional de ayuda al enfermo, al refugiado, al tercer mundo, etc… Algo muy loable en todo caso. Ya la cuestión de la integridad y la eficacia del organismo en cuestión es otra cosa. Te acaban por pedir el número de cuenta para que abones la cuota mensual que tu elijas desde una cantidad mínima que en este caso era de 15 euros.
La chica captó mi atención tratándome con mucha familiaridad desde el principio, afirmando que «esta vez estaba dispuesta a acompañarme a la sucursal del banco y no como el otro día…», yo le dije que se equivocaba y cuando quise darme cuenta ya estábamos hablando. Puede que ella creyese que era cierto y me estuviese confundiendo con otro, pero como yo soy muy blando, le funcionó (?). Le funcionó para captar durante unos minutos mi atención, que no para su auténtico propósito que imagino sería el de captarme como socio para una buena temporada. Qué trabajos; aspirar a que te den el número de cuenta en plena calle, a los diez minutos de conocerte. Eso es capacidad de persuasión.Me dio un poco de pena, si puedo hablar así. Mi amigo la habría despachado inmediatamente regalándole con ello un tiempo precioso para tratar de captar a alguien mas abierto que yo en términos reales.Cómo hacer para sin ofender deshacerte de un buen vendedor. Tengo que depurar la fórmula para compartirla con vosotros. El sistema de mi amigo no me gusta, es eficaz pero violento y desconsiderado con alguien que está tratando de ganarse la vida. El mío puede mejorar. Les digo: «Mira, yo soy muy amable y tu muy bueno vendiendo, pero no estoy en disposición de comprar lo que vendes, te recomiendo que emplees tu tiempo mejor buscando una persona menos graciosa que yo pero con mucho más dinero.»Y tú, qué es lo que les dices tú.
PD: No caer en la trampa tampoco de las gratuidades. Seguros por un mes o dos o tres que no se renovarán si no das tu consentimiento expreso, es mentira. Ofertas de asesoramiento legal, protección de tarjetas… Tiendo yo a caer en estos cantos de sirena, por deformación profesional será. Si quieres evitar disgustos y molestias, diles «que no, que muchas gracias, pero que ya has tenido alguna mala experiencia», aunque sea en cabeza ajena, la del Barona.