Revista Salud y Bienestar
Estos últimos días están siendo de revuelo en el sector de la hostelería. Preconizando ya según muchos "expertos" la ruina para todos los negocios del sector, todavía quieren hacernos creer que fumar es algo necesario.
Desde inicio de año que se viene cocinando la Ley antitabaco, no han dejado de salir a la palestra todo tipo de seres que defienden su "derecho" legítimo a que todas las personas puedan causarse daño en sus locales. Lo que pasa es que esto no puede ni debe seguir así.
El detonante por cual escribo esta entrada es muy triste pero real.
8.05 de la mañana. Iba camino del Metro como todas los días, y en el trayecto cruzo un Instituto de Secundaria. La imagen la de siempre, pero con la polémica en boca de todos me he dado cuenta de un detalle lamentable. Como mínimo (y ya es terrible) 1 de cada 2 chicos va fumando a esas horas camino del Instituto. Es decir, que chavales de entre 12 y 18 años ven lo más normal del mundo fumar.
Culpables se pueden buscar muchos y en diversos lugares, pero lo que está claro es que en la sociedad del "todo vale" el mensaje que se lanza a los chicos es claro: Fumar es malo, pero no pasa nada.
Personajes de la altura intelectual de José María Rubio, presidente de la Federación Española de Hostelería, aseguran que la actividad de ir a la cafetería y fumarse un cigarrillo es algo de lo que no pueden privar a la sociedad.
¡Pero que sandez está diciendo!
El problema es precisamente ese. Que se trivialice el tema, que sea algo normal, una costumbre. Que ir todos juntos a un bar a dañar la salud personal sea algo sin importancia. Y lo que es más grave, no sólo se daña la salud personal, sino la del que está al lado.
Lo cierto es que el debate es difícl. Personalmente no estoy totalmente en contra de que no se fume en los lugares de ocio, sobre todo por la implicación en el recorte de libertades, pero con lo que sí pongo el grito en el cielo es con que se normalice y cotidianice el hecho de fumar.
Insisto en que el debate es duro y complicado, y no seré yo quien ofrezca la solución. Pero una cosa está clara: fumar puede matar, al que fuma y al de al lado, pero prohibir todo es malo para la libertad...