¿Ves esa flor que está en la imagen? Si visualizas la imagen en su totalidad y no solo la hermosa flor naranja que acapara toda la atención, podrás darte cuenta que atrás de ella hay 2 flores más: una que ya está marchita, y otra que está a punto de nacer… muchas veces no somos capaces de ver lo marchito o lo que no ha nacido, muchas veces solo somos capaces de ver lo hermoso, lo que ya ha florecido, muchas veces rechazamos a las flores marchitas, claro, son “feas”, no tienen comparación con una flor viva en todo su esplendor.
Muy pocas veces nos damos cuenta de que así es la vida, solo vemos y aplaudimos lo bello, lo que ha florecido como la flor de la imagen, pero dejamos de lado lo que se ha marchitado o lo que ni siquiera ha nacido.
Muy pocas veces nos damos cuenta de que así es nuestra vida: estamos naciendo, floreciendo y muriendo de forma constante, pero no lo vemos así, lo observamos y catalogamos como “tiempos malos” y “tiempos buenos” o como malas y buenas “rachas”; pero jamás lo vemos como un proceso natural de la vida: nacer, florecer, morir, volver a nacer, volver a florecer, volver a morir y así sucesivamente.
Para nosotros la muerte es solo la muerte física, pero no nos damos cuenta que la muerte tiene mil formas.
Cada vez que cambiamos una parte de nosotros muere y otra florece, cada vez que acogemos una nueva idea, un nuevo pensamiento, una nueva ilusión, una flor nueva está retoñando en nuestro interior, cada vez que logramos el éxito, cada vez que logramos ser felices, cada vez que logramos transformar una crisis en una oportunidad, estamos floreciendo y nos convertimos en las más hermosas flores… pero no debemos perder la humildad ni dejarnos invadir por el ego, porque en cualquier momento volveremos morir.
La invitación es para que no veas tus tiempos de “muerte”, como tiempos “malos”, son tiempos dolorosos claro, pero son necesarios para que podamos aprender, evolucionar y volver a nacer y florecer, esta vez con más fuerza, con más ímpetu y con más amor.