¿De qué va?
Giovani Manzoni (Robert De Niro), líder de la mafia que traicionó a su clan, está en el programa de protección a testigos junto a su familia. No es la típica familia al uso, tanto la madre como los dos hijos tienen peculiares modos de resolver sus problemas diarios. Algo que en el nuevo lugar al que son llevados con identidad secreta descubrirán muy pronto. Los Manzoni llegan a Normandía como la familia Blake. El padre de familia se hace pasar por escritor, la madre intenta empatizar con los vecinos y los hijos sobreviven al día a día del instituto. Pero el pasado de Giovani puede hacerles una visita en cualquier momento.
La crítica
El cine de Luc Besson ('Subway', 'El gran Azul'...) suele ser un revolver. A veces, dicho arma se le encasquilla ('Juana de Arco'), otras tiene pocas balas ('Nikita') y algunas ocasiones suele disparar a discreción sin control ('El quinto elemento'). También ha sucedido que en pequeñas ocasiones con sólo una bala en el cargador ha acertado en el blanco ('León, el profesional'), pero en ninguna oportunidad ha tenido de su lado un buen arma como ésta, un buen puñado de balas que disparar y una gran diana a la que acertar. Pues ni con esas.
A las balas que me refiero son, el buen libro en el que se basa la película, del escritor francés Tonino Benacquista, mucho más cruel y directo en sus páginas que esta edulcorada versión; al buen hacer de un trio de actores como De Niro, Pfeiffer y Lee Jones que podrían haber creado magia desde el minuto uno. Bien es cierto que De Niro parece por fin disfrutar de su vejez y comienza a reírse de sí mismo, como ya hiciera en las fenomenales 'Una terapia peligrosa' y su secuela. Es gratificante ver a un coloso que no parece haber sido engullido por su propio ego. La Pfeiffer, que guapa sigue estando a pesar de esas patas de gallo tan pronunciadas, juega muy bien un personaje poco aprovechado en el film, pero que mantiene un ápice con su homólogo escrito. Tommy Lee Jones no cuaja del todo y no destaca en ninguna de sus apariciones, dando la nota discordante en un título que juega a la locura.
Locura que refleja en todo momento el metraje, pues es sin duda una disparatada comedia de humor negro, no del todo negro, que disfruta ofreciendo un espectáculo de brutalidades y escenas absurdas de una familia muy bien estructurada. Son asesinos, lo saben y disfrutan. Por ello, si entras en el juego que te propone el film, puedes echarte unas buenas risas en dos o tres momentos (genial la secuencia del certamen de Cine dedicado a 'Uno de los nuestros', lo mejor de la película).
Otra bala con la que cuenta Besson, es el respaldo tras las cámaras de Martin Scorsese, que realiza las tareas de productor ejecutivo. Vamos, es como si te compras un Seat Panda de tercera mano y viene Michael Schumacher a darte clases de conducción. Pues tampoco se huele ni un ápice del buen olor que deja el cine del director neoyorkino. En el apartado musical, la película del director galo cuenta con una impactante banda sonora que remarca las situaciones. Unas grotescas por su modo de resolver, otras de forma casi caricaturesca. Este matiz es fundamental en toda la cinta, pues el film se convierte en un comic de grueso dibujo y de tosco guión. Los guiños al cine de Blake Edwards y su saga del inspector Closseau son evidentes en escenas como la de la bomba (¨con reloj despertador incluido) o la forma de presentar a los villanos de la función (vestidos todos con abrigos, sombreros y maletines negros).
Las constantes referencias al cine de Mafia no hacen bien al trabajo de Besson, cuando debería ser al contrario. Más de uno verá a 'Los Soprano' en versión cruda y sin rebozar, otros en cambios, verán un cruce entre 'Los Simpsons' y 'Modern family'. Es un conglomerado de tramas que unas convencen y otras quedan deslavazadas sin conclusión. Una de esas tramas es la que da el insólito giro hacia el final, resultando un pastiche de casualidades que intentan homenajear a 'Amelie' pero al estilo del cine de gangsters.
Las balas con las que contaba Luc Besson no acaban aquí, todavía podemos contar con un elaborado montaje que mantiene el ritmo en cada fotograma, pero que presentando las secuencias que une no hacen sino que sintamos un profundo desánimo a mediada que avanza la trama. Sólo los flashbacks que tiene el personaje de De Niro cuando imagina sus asesinatos mentales hacen dibujar una leve sonrisa del espectador.
Resumiendo, nunca antes su cine había tenido tantas y tan buenas balas. El buen jugo que podría haber obtenido del choque cultural, de referencias cinéfilas e incluso de la nueva vida que intenta llevar el personaje de De Niro, se diluye en disparos sin sentido y chistes de poca gracia sobre la crema de cacahuete y el queso. Una lástima que la oportunidad de reunir tan buen talento y variado, acabe de una forma tan desastrosa con la única intención de dar un triple salto mortal para acabar siendo un ejemplo de cine 'splactick' sin ninguna gracia.
Información de más
- De Niro y Pfeiffer habían trabajado en dos películas anteriores aunque no compartían escenas juntos en ellas: 'Stardust' y 'Noche de fin de año'.
- Es lamentable la versión doblada, preferible no escuchar a todos los personajes franceses hablando en un penoso acento franco-español.
- 'Malavita' es el nombre del perro de la familia.
- Vincent Pastore, interpreta a uno de los villanos del film. Le hemos visto siempre como mafioso en películas como 'Uno de los nuestros', 'Los Soprano', 'Atrapado por su pasado', 'Revolver'.
Nota final: 4