Querría haber conocido Malawi, me habría gustado bañarme en su lago, probar sus comidas y conocer a su gente; sin embargo, me tuve que conformar con sus carreteras y sus adelantamientos al más puro estilo boliviano. Después de un día entero de camino, hice noche en Mzuzu y madrugué de nuevo para llegar hasta Mbeya, al sur de Tanzania. Cruzar la frontera Malawi-Tanzania alone y por allí es un poco desesperante, pues te tienes que bajar varias veces de bus, coger taxis, caminar, cruzar ríos, pasar calor, esquivar timadores, cambiar dinero a un precio aceptable.... y todo con la mochila a la espalda. Pero se puede, claro que se puede.
uno de los percances habituales en Malawi
mi única foto semi-decente del lago Malawi (desde el bus)
y otro de los percances habituales en toda África
A Mbeya llegué de día y pude salir a cenar tranquilamente a pie, pero de nuevo me tocó despertarme a las 4:30 para coger el último autobús, que me llevaría directamente a Arusha, y se tardaba solamente 12 horas; ya estaba más cerca del destino, y se acabaría el infierno de las aglomeraciones sobre ruedas para poder dormir en hoteles familiares y ducharme con agua caliente!! Finalmente, y como era de esperar, las 12 horas se convirtieron en 20, tuvímos los típicos percances: romper un vidrio, tener que reparar el bus en varias ocasiones y esperar infinitas horas en paradas absurdas en mitad de la carretera... y también tuve la suerte de conocer a mis compañeros de fila que me iban despertando todo el rato para preguntarme cosas en un inglés macarrónico. Aturdido y en Arusha, el taxista no sabía llegar al hotel al que yo quería ir después de haberme jurado y perjurado que sí que sabía. Bueno, finalmente llegamos a otro hotel cualquiera y dormí, dormí y dormí.... después desayuné desayuné y desayuné, y esperé, esperé y esperé a mi familia en el hotel que habían reservado para los cuatro: Papá, Mamá, y Hermano.
por si no me quedaba claro que había llegado
la tela Masai, el típico mantel de cuadros de toda la vida
Arusha desde el cielo
Me reencuentro con unos padres y un hermano cansados tras un largo viaje, pero pasamos una bonita primera noche contándonos historietas y riéndonos mucho. Estábamos preparados para visitar el Lago Manyara, nuestra primera parada en este tour por Tanzania.Nos preparamos para salir, nos encontramos con nuestro guía y nuestro coche. Otro de los tantos miles de coches iguales que hay en la zona, y salimos para allá.... Se respiraba emoción, ganas y felicidad; por un momento pude ver en las caras de mi familia la despreocupación. Sentí que se olvidaban del trabajo, de los estudios, de la crisis y de los problemas. Estábamos juntos y empezaba el viaje.
El Lago Manyara en esta época está seco, y no solamente está seco, no tiene NI UN flamenco, que es el animal más representativo del parque. Sin embargo pudimos disfrutar de los espectaculares paisajes, la planicie, las montañas al fondo y las miles de jirafas, elefantes y cebras que te rodean. Además, nuestro hotel estaba situado en lo alto de las montañas que lo rodean y las vistas desde allá fueron espectaculares. Brindamos con unas Serenguetis por nuestro reencuentro.