Tèrmino usado por el comùn colectivo para nombrar a un niños "sin lìmites", "que pide cosas sin parar", "que no se està tranquilo", "que no deja tranquilo a los adultos", "que hace berrinches", ...........etc..........., pero pocas personas en adultolandia nos paramos a pensar un momento que tan "malcriado" puede ser un niño de meses, o uno, dos o màs años que reclama la presencia de mamà o su cuidador. Generalmente para poner "preparo" y "lìmites" optamos por ignorar la peticiòn infantil, desplazando de esta manera muchas peticiones que se iran sumando una sobre otra a lo que podrìa definir como un volcàn de peticiones desplazadas que en cualquier momento, pueden ser dìas, meses o años pude hacer erupciòn llevandose por delante a quien sea y donde sea, consiguiendo el niño la etiqueta de "malcriado".
Siempre digo que tanto que lucharon nuestros padres por hacernos "hombres y mujeres de bien" (con toda la buena intenciòn del mundo), pero los medios empleados no lograron su cometido, porque hasta la fecha no conozco el primer adulto que no sea malcriado, con ataques de rabia a la menor provocaciòn, con respuestas irònicas innecesarias, siempre persiguiendo un-no-se-què, familias enteras buscando resguardo de las peticiones infantiles en los consultorios mèdicos, saliendo con las respectiva receta del alguna medicina milagrosa que lograra calmar al niño y dejar que los adultos sigamos nuestra vida como si no pasara nada................
Y si pasa, y mucho!!!!!!!!!, porque solamente logrando la escucha "sincera" lograremos la conexiòn con nuestro hijo, aunque estemos cansados y necesitados de un alto en nuestra lucha diaria, no es tarea fàcil, pero lo vale............, nuestros hijos valen todo aquello que hagamos por ellos, desde el corazòn y con el amor como bandera.
La malcriadez como tal y con el significado que se le da comunmente NO EXISTE, un niño malcriado es un niño no atendido emocionalmente aunque sus necesidades de vestido y comida esten satisfechas, un niño malcriado no ha sido entendido en su proceso evolutivo y de crecimiento, un niño malcriado no ha sido mirado, acunado ni querido como debe ser. Es hora de llamar a las cosas màs bàsicas por su nombre, sin disfraces y empezar cristalinamente a entender a esas criaturas que deseadas o no traemos al mundo, porque ellos vienen con sueños y personalidad propia, sòlo necesitamos un poco de paciencia (aunque hayamos crecido sin ella) y ponernos a su altura fìsica y emocional, para entender que es aquello tan urgente que nos piden y saber que se esconde detràs de esas peticiones desesperadas, porque con el correr de los años nos iràn necesitando cada vez menos y su mirada, esa que es ahora limpia, pura y llena de amor hacia nostros se va trasladando a descubrir otros horizontes lejanos, que sòlo si en su infancia les hemos acompañados probablemente nos dejen mirar sus sueños y descubrimientos.
Laura Gutman (Terapeuta familiar y escritora) nos dice: Nadie pide lo que no necesita. A medida que pasan los años, esas necesidades no satisfechas siguen operando con la misma intensidad que en sus comienzos. Pero los adultos estamos cada vez menos dispuestos a comprender los mensajes, sobre todo repitiendo la frase “ya eres grande”. O la de peor categoría: “eso es una regresión”.